Tabula Rasa

Se oculta como la portada de Cecilia de Val

Tabula Rasa empieza como una propuesta de trabajo de cierta complicación. Voy a describirlo como su fuese un listado de mandamientos dogma:

1.Un solo libro de poemas que va a ser escrito por dos poetisas.
2.Cada poema pondrá palabras a una pieza musical.
3. Las piezas pertenecerán a un listado dado de 31 piezas de música clásica. De diferentes épocas: desde la Edad Media hasta el presente (la composición de Arvo Pärt, Tabula Rasa, que da título al libro). Y no en orden histórico.
4.Habrá dos poemas por cada pieza. El lector los leerá seguidos, y los confrontará entre sí y con la pieza musical.
5. No se desvelará quién de las dos es la autora de cada poema. Y el orden de una y otra poetisa irá cambiando.

Nada de esto es muy habitual. Para empezar no suele haber dos poetisas en un solo libro. La explicación literaria oficial es la importancia que en la literatura tiene el estilo, como una emanación corpórea (un ectoplasma hecho de ritmos, respiraciones y sintaxis) de una sola personalidad individual. La explicación casera es el riesgo de una guerra de egos.

Las escritoras

Esta primera complicación la resolvieron con una trampa: Se les encarga a las poetisas que escriban cada una por su cuenta. Un rodeo que podría haber dado como resultado una falacia, una mentira editorial. Pero el proceso de rodear el problema ha acabado siendo más interesante que abordarlo de frente: Las dos poetisas escribieron cada una por separado. Pero al intercambiar entre ellas el resultado de su trabajo, encontraron inesperados pliegues comunes, luces donde había luces, caídas donde había caídas. Piezas que no son del mismo puzzle pero encajan. Espejos donde no se esperaban que hubiese espejos.

Todo creador sabe por múltiples experiencias que existe un magma común que se puede llamar las musas, o el inconsciente colectivo, o los arquetipos, o la intuición. Son imágenes para intentar explicar por qué dos creadores tienen las mismas ideas. Sucede así muchísimas veces: en pocos meses salen dos películas similares, dos novelas similares… sin que hubiese ninguna mala fe ni robo. Simplemente el tema estaba ahí flotando.  A mi me gusta la explicación de las musas… Las muy rameras no le soplan las ideas solo a uno o a una.

Algo fluido y poético les ha sucedido a las escritoras con las musas.

El lector.

Hablemos ahora del lector, pues también para el lector es complejo abordar el libro.

¿Leo los dos poemas seguidos y los comparo? ¿Leo sin escuchar las piezas de música, e intento imaginarlas a partir de los poemas? ¿O bien escucho la pieza de música y luego leo los poemas?… ¿Intento adivinar en el libro qué poemas son de Nuria y cuáles de Ana?

Puedo añadir mis respuestas personalísimas. Me gustó más leerlos por la mañana que por la noche. Algunos me dieron hambre (de desayunar café con leche y croissant en un piso alto viendo el sol), otros me hablaban al intelecto, otros me provocaban melancolía o desazón, alguno indiferencia -en otro momento, en cambio, ese mismo poema me divertía. Lo más inesperado para mi es que me gustó más leerlos antes de escuchar la música que los inspiraba que después -sin embargo, no creo que sea la forma correcta. El libro me parece disfrutable y también sensual. Pero no se me ocurriría concluir nada cerrado sobre él.

No creo que haya una respuesta, y ahí está el juego.

La música.

Para facilitaros el juego hemos creado una lista de reproducción con las versiones que Nuria Ruiz de Viñaspre propone en su web.

Aquí tenéis la música. Aviso que la selección es una delicia y os va a alegrar la mañana. Poned los altavoces en modo glorioso.
Ahora solo os falta haceros con los poemas.

* Y  una selección Spotify de las autoras de Tabula Rasa.

Tabula Rasa, Poemas de Nuria Ruiz de Viñaspre y Ana Martín Puigpelat

Editado por La Garúa Libros

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