Recogiendo el proceso pictórico más reciente de Francisco Mayor Maestre, Derecho a comprar se constituye a través de diferentes cuerpos y entidades que funcionan hacia diversas dimensiones, pues es un espacio expositivo, con entrada, muros, ventanas, alguna columna, y una serie de piezas dispuestas de forma —muy— intencionada, formando la ordenación del recorrido físico-cognitivo que harán las personas que lo visiten.
El espacio expositivo de la galería Modus Operandi, situada en la Calle de Lope de Vega 31, nos ha invitado a dos escenas. En la toma de contacto, una sala en la que gobierna el blanco (no tan blanco) y en el que algunas piezas hacen el intento de escaparse de lo bidimensional sobre soportes cerámicos. Aquí gobierna el flúor. Pero para pasar a la siguiente escena, habrá que atravesar un pasillo, como en el interludio de un acto, y encontrar un cubo negro, casi angosto. Podría ser algo sacro. Las piezas ocupan casi la totalidad del muro y, en este caso, los módulos se entremezclan con selvas y se imponen tomando posesión de la sala.
Derecho a comprar también se manifiesta en el espacio del catálogo, que no se ocupa de documentar un hecho —es decir, ser testigo de una serie de obras expuestas— sino que conforma su propia agencia en paralelo y cuestiona el propio formato al hacerlo.
El catálogo da la posibilidad de inmortalizar lo que ocurre, creando desde la veracidad y la atemporalidad de una página que llega al receptor que lee, mira —y pasa las páginas, usando el tacto— en un relato visual-palpable en el que el formato se convierte en una especie de exposición que va más allá de la exposición. Pero al mismo tiempo, configura otros discursos que nos lleva a un espacio de intermediación entre disciplinas que no se conectan externamente, sino que se involucran desde su trama interna re-ubicando los hechos en contextos diferentes.
Derecho a comprar es, al mismo tiempo —y sobre todo— la dimensión pictórica de las piezas de Fran.
El óleo y el collage sobre madera. El grosor de algunas zonas en la pintura, las capas que tapan momentos anteriores del proceso pictórico. El Mickey Mouse que de vez en cuando se asoma desde algún lugar de la superficie.
En las obras de Fran, una se encuentra con espacios que se multiplican, modulares, reiterativos a veces. Masas que se superponen agujereadas como con un troquel. Que se contaminan y retroalimentan, sin dejar de respetarse las unas a las otras y no cortocircuitar entre ellas, conformando una mezcla homogénea y heterogénea a la vez. Los planos se interrumpen, están atravesados. Las chapas intervienen la matriz de los elementos domésticos que dejan de ser reconocibles del todo, encontrados en el mirar diario.
Una dicotomía, donde un universo de formas y materialidades compositivas y elementos que toman un cuerpo tridimensional constituidos en material cerámico conquistan el espacio. Autarquía pictórica que gobierna su territorio.
[Extracto del texto ¿Dónde empieza el lugar y acaba la forma?]
Derecho a Comprar
Galería Modus Operandi. Lope de Vega 31, Madrid.
Del 8 de septiembre al 17 de octubre de 2022
Horario: De lunes a viernes 10:30–14:30, 16:30–19:00
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