Bodega Abierta es un club de descubridores de vinos. Uno de esos negocios que se les nota el plumero: emprendidos por los más sospechosos idealistas y soñadores. Gente romántica que le gusta lo que hacen o hacen lo que le gusta.
Son distribuidores, pero también una especie de detectives del vino. Echan el ojo a un vino, y se enteran muy bien de quiénes lo hacen y dónde. Procuran trabajar con bodegas familiares, que posean viñedos propios y estén al día en cuanto a tecnología. Se fijan en todos los aspectos del vino, desde el cultivo hasta el diseño de la botella. Por ello tienen un número limitado de vinos, aunque todos tienen su aquel.
Mucha gente no tiene costumbre de beber vino, o cree que no sabe de vinos, pero es un placer sencillo y al alcance de todos. La verdad es que un muy buen vino vale como el más triste cubata y añade el gran plus de compartirlo con los amigos. Un vino acompañado de un par de buenos quesos significa tener la fiesta montada. Muchas veces tenemos que llevar un vino a una cena y compramos cualquier mierder en el super. Los vinos de Bodega Abierta no son más caros, pero van a tener bastante más gracia. Ya solo el diseño de las botellas y las etiquetas llama la atención: alguno tiene dibujados garabatos en la etiqueta, curiosos gráficos, sugerentes fotografías como las de el pícaro, el recio y el viejo, o incluso bordados como el de Camins, del muy mediático Alvaro Palacios.
Respecto al líquido que se cuece dentro, para eso están ellos que te van a asesorar perfectamente. Son gente joven, serios en su trabajo, pero nada serios para relajarte y contarte qué vino te conviene. Puedes comprar en su web o contactar con ellos para acercarte por su espacio en Espíritu 23.
De hecho, para que la gente se vaya animando hacen catas una vez al mes. En esa cata vienen los de la bodega y presentan los vinos que tienen.
Nos invitaron a la cata de Dehesa de Luna y decidí llevarme una modelo muy especial: Lorena Iglesias.
La directora de Pampini, además de ser una modelo guapa y simpática para las fotos, resulta reivindicativa con solo llevarse a los labios la copa de vino.
La webserie dirigida por Lorena, Pampini fue censurada por Notodo y Jameson porque sus dos protagonistas aparecen… ¡bebiendo vino!. Ay, así es el siglo XXI.
Pero me centro en contaros cómo se nos dio la cata. Aprendimos mucho. Nos colocaron junto a unas mesas, frente a los técnicos de la bodega que nos fueron explicando las características de Dehesa de Luna y los pasos necesarios para catar un vino. Reconozco que no teníamos ni idea. Intentaré describir los pasos:
1-Hay que apreciar el color. Sí, tinto, pero existen en el mundo muchos tonos de rojo: bermellón, escarlata, rubí, carmín, granate, morado, violeta…
2-Describir a qué asociamos el aroma. Cada uno rebusca en su experiencia particular, donde todo vale: desde frutas del bosque o caramelo a olores raros… los muy sensibles pueden hacer un ejercicio a lo Proust y recordar detalles de su infancia.
3-Después hay que inclinar la copa, hasta que aparece un halo blanco, donde el vino se encuentra con el cristal. Esto es divertido. También ver la huella que el vino deja, cómo se agarra al cristal de la copa.
4- Se agita-con gracia- y así va soltando su aroma. En ese momento estás ya ansioso por probarlo.
5- Se prueba y en teoría se escupe. Cosa que no hizo nadie excepto los conferenciantes. O bien los presentes estábamos poco acostumbrados a catar o no queríamos perder ni una gota… o ambos.
Y ya te puedes beber el vino tranquilamente. En esta cata estuvimos comparando varias añadas del mismo vino.
La idea de la cata es divertida, un plan agradable para ir con amigos. Y su precio es muy justo: por cinco euros bebes unos cuantos vinos ricos y aprendes a catar. Si luego alguno de los vinos que probaste te ha gustado y quieres comprar alguna botella, entonces la cata te sale gratis.
La siguiente cata va a ser el 6 de junio y esta vez será de tres vinos blancos.
Espíritu 23 es uno de los nuevos espacios de coworking que están funcionando a buen ritmo en el centro de Madrid. Como el Utopicus , el Hub , la Industrial o la Manual, espacios repartidos por el centro de Madrid que permiten a profesionales freelances compartir espacio y recursos.
Para quien tenga curiosidad por Lorena y Pampini, ella ha superado el sinsabor de aquella absurda censura antivino y ha seguido haciendo capítulos de su webserie. Son cada vez mejores. Como decía Machado, un poeta muy viejuno pero listo, es cuestión de hacer “con las amarguras viejas blanca cera y dulce miel”. Hizo el primero, que fue el censurado, el segundo “Safety Car”, el tercero llamado “Suzuka” y este finde acaba de estrenar el cuarto episodio.
La misma actitud veo en Bodega Abierta. Es decir, gente llena de ideas nuevas, que intenta tirar hacia delante, hacerlo lo mejor posible y creer en lo que hace. Además están en plena Malasaña, te lo ponen fácil.
Si necesitas comprar un buen vino cómpraselo a ellos.
Bodega Abierta, en Espíritu 23
Espíritu Santo 23. | 91 651 98 70| 685 854 556| info@bodegabierta.es
Próxima cata 6 de Junio a las 20:00 H.
Precio 5 €.
El té de la tía Leoncia y su magdalena mojada son ahora vino y queso: a eso le llamo yo el milagro de la transubstanciación. En busca del vino perdido, esa gran reflexión literaria sobre las lagunas de la memoria. Con todos ustedes, la cara oculta de Marcel.
¿Estás insinuando que el pequeño Proust mojaba la magdalena en vino?
Yo no insinuaba nada, me ceñía a tu reseña como un lazo a la cintura.
jijijijj, aquí, asistiendo de rebote a vuestra conversaciones trans-atlánticas…
Pues opina, como en la tele… ¿Había vino en la taza de tila? ¿Era pues la tía Leoncia una borracha? ¿Acaso le daba vino al niño?