La Faena II

Por Pablo Zapata, en 25 March, 2013

Bienvenidos a la Meca del underground

La Faena está lejos del Centro, en Suanzes. En un polígono industrial, concretamente. Cuando sales de la parada de metro ya sabes, sólo por las pintas, quién va para allá. Es habitual que, a pesar de haber estado antes, la gente se despiste y se pierda. Más que ir, a La Faena se peregrina.

Y, sin embargo, merece mucho la pena. La programación musical es ecléctica, arriesgada, underground. Literalmente underground: La Faena se encuentra en las entrañas de un edificio. En un parking. Ocupa las antiguas instalaciones de una secta protestante.

La Faena es una iniciativa que cobra todo su sentido en los tiempos que corren.

Después de un largo período de hastío creativo generalizado -pero en el que la pasta corría generosamente- nos llegó la crisis. Empezó a lo tonto, luego apretó y, cuando parecía que no podía ir a peor, descubrió su peor cara y nos arrolló a todos. Curiosamente, en estos momentos Madrid vive una eclosión creativa como no se recuerda. Probablemente, con distinta intensidad, lo mismo está pasando en otras partes del país.

Muy bien, estamos de acuerdo en que la crisis ha canalizado las inquietudes artístico-musicales de todos aquellos que realmente tienen algo que contar y la ilusión de llevarlo a cabo. Pero el problema de encontrar sitios adecuados para tocar sigue estando ahí: no es rentable alquilar una sala para un público de 20 personas. Pocas cosas hay más tristes para un grupo que perder dinero por tocar.

Aquí es donde La Faena entra en acción. Sus componentes son trece entusiastas que, de forma completamente altruista, llevan la sala. Puro amor al arte. La recaudación íntegra de las entradas va para los grupos. No se paga técnico, sólo un aporte mínimo para poder pagar el alquiler a la casera. Como dicen ellos, “no queremos sacar beneficio alguno, más bien nos especializamos en perder dinero como cabrones”.

Es tan emocionante encontrarse con gente así…

Si no has ido nunca es normal que flipes con lo que te estamos contando. Hasta que no te pases no sabrás bien de qué estamos hablando. Tampoco vamos a contar mucho más, es mejor que ciertas cosas sigan envueltas en cierto halo de misterio.

Gracias a La Faena es posible ir a conciertos interesantísimos por 5 o 6 eurillos. A un volumen devastador, eso sí. El técnico nunca pone pegas a los guitarristas para que se suban. Aún así, la calidad del sonido es excelente. Y si necesitas protección hay un tarro con algodones para los oídos.

Sólo nos queda cruzar los dedos y esperar que La Faena no entre en el radar represivo del ayuntamiento. Sí, estoy pensando en el difícil momento por el que pasan el Liceo Mutante de Pontevedra y similares. Iniciativas positivas, que no hacen daño a nadie, pero que son odiadas por el poder. El Madrid Arena, eso sí, funcionaba a todo trapo hasta que ocurrió lo que ocurrió…

¿Sabéis por qué se llama La Faena II? Porque hubo una Faena I. Al contrario que esta tenía vecinos, y un día una señora mayor se les acercó y les dijo: “Mirad, chavales, me gusta mucho lo que estáis haciendo con la música, pero es que me iba a tomar una sopa y la cuchara ha empezado a temblar y se ha caído al suelo…”.

Ese día se dieron cuenta de que tenían que buscar una localización más apartada. Para que luego digan que la gente del rock no tiene su corazoncito.