“Una película es como un campo de batalla. Amor, odio, acción, violencia y muerte. En una palabra, emoción” dice Samuel Fuller. Y se lo dice a Godard.
Estás en el Cine Doré, un lugar donde encontrarse sin quedar, tomar un café en invierno. Se construyó en 1923, sobre una barraca en la que proyectaban cine desde 1912. Un edificio modernista, llamativo por fuera y por dentro. Allí podrás ver desde un ciclo de Carpenter hasta la versión retaurada de una peli muda.
El finde las entradas vuelan. El truco es ir el día anterior, a partir de las 21 h. Si te quedaste sin, siempre puedes curiosear por su librería, o tomar tarta y café. O rondar la puerta hasta que alguien te ceda una.
No es raro su éxito. En una sala tan bonita como ésta, con sus cortinas azules y sus butacas rojas, nada malo puede pasarte. Si estás aburrido, hundido, solo, o preocupado, ve… Veas lo que veas siempre te va a sentar bien.
Y si estás contento y acompañado, ve también. Sobre todo en verano, al caer la noche, cuando las criaturas yerguen sus hociquillos y ventean en el aire la posibilidad de vida. La sala de verano de la filmoteca, bajo las estrellas, permite beber una cerveza o una copa viendo a Ava Gardner o Burt Lancaster. Ahí te quiero ver, disfrutando.
Cine Doré, Santa Isabel 3 | 91 369 11 25
Horarios: M-D 17:00 a 00:45.
Precios: 2€ | Carnet Joven 1€
Porque es un espacio de cuento que cuenta.
Porque es irme a un cine de provincias u estar en el centro de Madrid y además y dibre todo… Porque en ese cine he visto el mejor cine.