El Concierto de Theremin para el fin de los tiempos fue el 21 de diciembre en La Eriza. Dicen que fin del mundo no ha llegado, pero es muy posible que estemos en un mundo nuevo y no nos hayamos dado cuenta todavía. Así que podemos rebautizar este concierto como Música para un tiempo nuevo. Sea como sea, el theremin es un instrumento mágico, que sí o sí atrae a todo tipo de entidades espirituales al lugar y tiempo donde se toca.
Javier Diez-Ena -conocido por sus colaboraciones en Carne Cruda como el señor Tropical y como bajo y contrabajo en Dead Capo, Ginferno o el nuevo supergrupo, Forastero (en el que, por cierto, toca el theremin)- lleva unos cuantos años tocando con este instrumento.
Es decir, no es para él ninguna moda. De hecho, como vimos en el concierto, ha alcanzado una considerable maestría técnica. Se nota que, como compositor, ha reflexionado sobre la estética musical del theremin y su papel histórico.
Nos deleitó con divertimentos pop: versiones de Blade Runner, La Guerra de las Galaxias o Pulp Fiction.
El concierto fue todo lo que prometía y más: una experiencia delicada, surreal y, además, divertida.
En este tema añade una kalimba electrificada:
El theremin es un instrumento marciano, pues se toca sin tocar; es decir, acercándose a él y haciendo movimientos con las manos sin tocarlo. El músico acaricia y trastoca su aura, y el theremin responde con sus extraordinarios sonidos. Eterófono era su nombre original, pero con esta interacción se podría llamar erotófono. Es un instrumento electrónico y fue inventado en 1920 por un físico y matemático ruso, conocido hoy por su nombre francés: León Thérémin. Cuando se inventó, Lenin quedó fascinado y aprendió a tocarlo, encargó seiscientos instrumentos para toda la Unión Soviética y envió al señor Theremin a tocar música electrónica por el mundo.
Es un instrumento sofisticado, muy cercano al surrealismo, y algunos intérpretes -mayormente féminas- rodearon las interpretaciones de un delicioso aire elitista y estetizante, asociado con estatuas, cortinajes y otras maravillas viejunas. Hollywood, que siempre va a saco, ha utilizado el theremin en las bandas sonoras de serie B asociadas a los marcianos y a la ciencia ficción, y también para representar musicalmente el inconsciente, como en esta escena de Recuerda de Hitchcock.
Se concentraron pues, en La Eriza, ectoplasmas de todos los siglos.
Un lugar muy adecuado para tales concentraciones este bellísimo y extraño local de Malasaña (Colón 15) dedicado al más noble objeto: la encuadernación de libros. Para remarcar la magia matemática del lugar, informo de que está consagrado al erizo, uno de los pocos equinodermos de la naturaleza: seres formados en la simetría del cinco. Hace años me obsesionaba esta marciana simetría, tan distinta a la del dos… Pero me estoy yendo por las ramas, como me ocurrió esa noche en La Eriza, descifrando códigos gráficos del ajedrez marino en sus infinitas paredes, abducida por las notas del theremin.
Ojalá se anime Javier Diez-Ena a ofrecernos más conciertos. Asistir fue una extraña maravilla, como en un sueño de Dali, encontrar una perla en un erizo.
*Vídeos y fotos: Pablo Zapata
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