Para quien no quiera esforzarse en leerme hasta el final meteré en la primera línea una conclusión: Llévate a tus amigos a un concierto de Mendetz, llévate a tu hermana que viene de visita, llévate a esa cita que quieres que funcione. Vais a bailar aunque no vayáis predispuestos. Se os va a ir cualquier mal humor. En lo musical molan, pero sobre todo os lo vais a pasar muy bien. Yo al menos lo pasé como un piel azul de Interstella.
Al principio del concierto Stefano Maccarrone saludó cariñosamente a sus seguidores y también a quienes venían a verles por primera vez. Yo estaba entre los segundos, nunca les había visto en concierto. Así que no haré comparativas eruditas, pues quien quiera puede consultar el excelente previo del Sr. Zapata.
Cuando era una veinteañera que salía por los aledaños de la Copérnico, un chico que había intentado entrarme sin éxito se acercó a mi amiga y le susurró: “Dile a tu amiga que mueve demasiado la cabeza cuando baila”. Efectivamente, en el concierto de Mendetz no pude parar de mover la cabeza y también lo demás. Uno de los rasgos más llamativos de estos chicos es que son muy positivos, positive thinking de ese yanki. En serio: da gusto que estén tan contentos en el escenario y que te lo recuerden una y otra vez. Stefano, además de guapo, es muy buen comunicador. Se emociona con su público y se lo dice. Claro que como se dirigen a un público indie, con las antenas de la crítica siempre en alerta, habrá quien reciba tantas apelaciones a la emoción con la ceja alzada, pero la mayor parte levanta las manos a su son, dejándose iluminar por los focos y entregándose al momento. Pues ¿para qué viene uno a un concierto si no es para gozarla? Y esa es la materia prima musical de Mendetz: el goce.
Y así lo hicieron el viernes: nos fueron envolviendo con sus canciones. Al principio caldearon el ambiente, sin prisa pero con tablas, apelando continuamente a esa emoción que nos relaja y nos une: la nostalgia generacional. Hubo un momento de impás en que Stefano, como un maestro de ceremonias, definió directamente lo que iba a ocurrir: “Ahora ya vamos a hacer ruido”. Y así fue. Personalmente, me encanta reconocer lo argumental aplicado a cualquier arte. Disfruto cuando un concierto es narrativo y pasa por diferentes fases. Es como darle al público una película a la que agarrarse.
‘Maximo Truffato’
Najwa Nimri
El final de esta peli tuvo su pico alto en los bises, cuando salió Najwa Nimri, que colabora con los Mendetz en el disco, a cantar el single en cuestión, Phantotheque. Entró un poco pasaíca la mujer, supongo que es lo que se espera de ella. El grupo la recibió como a una diva y la canción generó un momento extraño, como fuera del concierto. En algunas películas sucede así cuando se presenta en el tramo final un personaje que no había aparecido, pero cuya presencia se esperaba. Normamente suele interpretar a ese personaje un actor famoso. Como veis, sigo con el símil argumental. Yo estaba muy pendiente en ese momento de lo que oía a mi alrededor, pues tenía curiosidad por saber cómo recibe a Najwa el público de Mendetz. Oí dos frases: “Vaya cara tiene de estar pasándoselo bien, ya me gustaría estar como ella”. Y luego otra: “Hala, guapa, a dormirla”. Un tanto hostil, ¿no? Bueno, fueron las dos que oí y ninguna era una evaluación musical. Najwa Nimri es muy icónica y tiene una trayectoria potente, esta hostilidad me parece que se debe a que los indies son un público tan machista como cualquiera. Igual si hubiera estado en otro rincón hubiese oído comentarios más positivos. En mi percepción, su aparición tuvo su punto, el single mola y admiro que esté atenta a la escena y haya querido colaborar con Mendetz. Guay por ella.
Los tres bises: ‘Phantoteque’(con Najwa Nimri)+’Escalera’+'Future Sex’
De un concierto de Mendetz se sale contento y energizado como de una buena peli. Me acordaba de Interstella, supongo que por los sintetizadores. Al fin y a cabo, los Mendetz decían hace años que hacían casiopunk. El final del cuento estuvo bonito: Fuimos felices y comimos perdices. Disfruten los vídeos, que Zapata como cameraman está en estado de gracia, y te llevarán un poco de la buena energía que hubo allá donde estés.
Mendetz en la Copérnico el 30 de noviembre el 2012.
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