Está el ambiente revuelto. Después de la mani aquella encabezada por los bomberos indignados surgió la idea de llevar el mal rollo a domicilio a quienes se han ganado a pulso el papel de malos de la película: los políticos que se apoltronan en el Congreso.
Sí, fue el bombero aquel que se saltó las vallas en solitario para plantarse en el Hemiciclo (para ser trincado de inmediato y luego usado como moneda de cambio ante sus compañeros) el que dio ejemplo.
Un asalto al Palacio de Invierno, esa imagen eisensteiniana y heroica. En color, con sonido y en Madrid.
Con el paso del tiempo lo de ocupar parecía un poco radical, así que se cambió el nombre de Ocupa el Congreso a Rodea el Congreso. Todo sea por no echar más leña al fuego.
Al final ha habido palos, pero para entonces ya estábamos en casa editando estas fotos. No es mucho, pero ocasiones para ver maderos, indignados y banderas vamos a tener para aburrir. ¿Alguien se acuerda de la última huelga general?
Mientras los indignados preparaban en el exterior del Congreso una vigilia de protesta contra el decreto de negociación colectiva que previsiblemente se aprobará el miércoles, la Cámara acomodaba a su orden del día las primeras propuestas nacidas de la presión del Movimiento 15-M.