El Begin the Beguine está allí, en una esquina entre la Calle Moratín y la Calle de los Desamparados, en el delicioso barrio de las Letras. Y quizás resuma todo el mundo de fantasía que han creado tantos escritores, y que nos atrapa a nosotros, mortales sedientos de huida hacia la imaginación.
La puerta es grande, de madera antigua, de esas que intuyes que esconden algo. Y cuando entras, te maravillas: Primero, el suelo es de madera vieja y completamente irregular. De inmediato, tu caminar se vuelve otro. Las ventanas esconden la realidad que dejaste atrás y están cubiertas por cortinas blancas, amarillentas por el paso del tiempo.
No os voy a engañar. La primera vez que entré en este bar sentí que había entrado en un barco de piratas del siglo XVII. Los cacharros -objetos nuevos, viejos, de todo tipo de procedencias, formas y olores- se cuelgan del techo, irrumpen por las paredes, se acumulan en un espacio que parece crecer y ampliarse hasta el infinito, solo para albergar todo lo que tú quieras. Porque aquí puedes encontrar lo que necesites, para ir adonde te apetezca.
Te sientas en un cómodo y privado rincón, extiendes el brazo hacia un lado y puedes, por ejemplo, encontrar hojas sueltas pertenecientes a alguna enciclopedia antigua, alguna revista de moda de los años 50, abrigos que sabes que protegieron a la resistencia francesa del frío de una Europa destruida.
Pero a lo que vamos, esto es un bar, y a un bar se va a beber. Bien. La barra del bar del Begin the Beguine es pequeña y curvada. Los vasos y copas están bien esparcidos, ordenados y colgados -sí, estas tres definiciones. Puedes beber un mojito o una cerveza, pero este bar también puede ser tu sitio de tertulias o de amor, y entonces lo que te viene bien es tomar una vieja y añeja copa de Oporto. Te lo dice Toni, el dueño, acomodado fuera de la barra cual capitán del barco de las Mil Maravillas. Para colmo, la copa de oporto viene bien acompañada por trocitos de un delicioso y casero brownie de chocolate.
No nos engañemos, la salida de esta realidad está al alcance de todos. Al final, no olvidemos que Begin the Beguine es el nombre de una canción de Cole Porter, hecha en 1935, en un viaje de crucero por las islas del Pacífico. ¿Cómo no?
Begin the Beguine | Moratín 27
Horarios:
Todos los días 20h.- 2,30 h
V y S hasta las 3´30 h
Ufff, cuantas sensaciones y qué bien transmitidas!!! Me han dado muchísimas ganas de ir, la próxima vez que pase por Madrid no me lo pierdo!
¿¿Desde cuándo un barrio puede ser “delicioso”??
Sinestesia
Tengo muchas ganas de ir…pero alguien puede avisarme de los precios?