Los españoles estamos hechos de una pasta bastante curiosa. A pesar de toda la supuesta laxitud que se le presupone a nuestro carácter, en cuestiones muy elementales somos un pueblo bastante desconfiado y, con el Curiosity campando a sus anchas por la superficie de Marte, existe todavía un amplio porcentaje de la población que afirma que el hombre no ha puesto el pie en la luna.
“Un robot sí, pero una persona…” Eso es lo que dirían en mi pueblo.
David Vicente, con un pie en la novela negra y otro en el relato contemporáneo, se sirve de este dato y de toda la leyenda urbana que flota en torno a él, para construir una historia que termina por ser, precisamente, muy española. Una aventura bastante cercana, envuelta en una estructura con forma de Matrioska en la que la que el punto de vista y el personaje principal cambian constantemente, para conducirnos a través de una historia muy ágil con pinceladas de realidad.
De este modo, y sin ser una obra de difícil lectura en ningún momento, surgen notas de documentación que, intercaladas en la narración, suponen muchas veces la llamada o la llama para quemar el siguiente capítulo.
Una ópera prima de un escritor nobel presentada por Tagus, la nueva editorial on-line de Planeta para la Casa del Libro. Muchas novedades para abrir este espacio que, probablemente, irá desnudando nuestras paredes de libros, cuyas páginas ya nunca más cortarán las yemas de nuestros dedos. ¿Ustedes qué piensan de todo esto? ¿Qué pensarán los árboles?
El relato lo protagoniza un escritor anti-héroe mermado por la crisis económica que está sucediendo más allá de las páginas del libro y contiene grandes dosis de humor negro, lo cual es de agradecer dadas las circunstancias. Este personaje se desdobla en un juego de voces muy interesante, para dirigir una novela complaciente que, al igual que la luna llena, esa que no sabemos si pisó Neil Amstrong, se refleja en aguas profundas sin sumergirse demasiado en ellas, planteando algunas interesantes cuestiones sobre la locura, por ejemplo, que solamente salpican para no eclipsar al entretenimiento, principal meta de esta pieza. Difícil meta, por cierto.
Se observa en este y otros muchos detalles, el pulso de guionista que destila la mano de David Vicente, pulso que no me permite hablar demasiado del argumento del texto para no ser un spoiler más en la época de los spoilers. “Un pequeño pasa para el hombre” podría ser, sin hubiera dinero para dedicar al cine, una película para todos los públicos.
Personalmente sigo pensando que el hombre sí ha llegado a la luna, pero vivo obsesionado con la idea de que algo raro sucede en la famosa grabación que se pudo ver a través del tubo catódico. Por lo visto, la conspiración es una característica de nuestro propio sistema. Con lo cual entiendo que esta novela contiene un elemento vicioso, un elemento universal que envuelve al lector y le hace cuestionarse abiertamente su nivel de cordura, porque no olvidemos que la conspiración es prima de la paranoia. Una paranoia chiquitita.
Y, de todo esto, encontramos también ecos en la novela.
Rated P(aranoid).
Un pequeño paso para el hombre
E-book 2,99 €
Leave a Reply