Ah pero… ¿Berlín tiene playa? Sí la tiene, y tiene varias. Son playas de agua dulce, que están junto a los lagos. En vez de arena, lo que hay es hierba, piedras y árboles. Contra el verde, los cuerpos desnudos son como vivir en aquel cuadro de Manet, Desayuno sobre la hierba. Porque allí hacen FKK, nudismo, niños y mayores, cuerpos gordos o flacos, viejos o adolescentes. Para ellos es tan habitual que incluso en Tiegarten, el gran parque central en medio de la ciudad, hay una zona nudista. La Freiköperkultur o cultura del cuerpo libre es parte de su identidad, una herencia de los felices años veinte que la RDA regurgitó como propia.
La luz de los lagos es muy distinta a la de las playas. Tiene algo de juego, porque las hojas de los árboles hacen ocultamientos imprevisibles, según donde estés: “entre lusco e fusco” se llama en gallego a ese momentito entre la puesta de sol y la noche: La expresión parece hecha para los lagos de Berlin, que viven entre la luz y oscuridad en una hora perpetuamente indeterminada. Al lago Teufelsee fui en bici pero se puede llegar en S-Bahn, en el S-Grunewald.
Hay playas más abiertas a la luz, sin embargo. Algo alejada ( Nordufer 26, lo suyo es ir en bici, combinada con U-Bahn) es la Strandbad Plötzensee. En esta no había FKK. Es más como una playa de la Belle Époque con sus sillas con respaldo, su embarcadero. Cobran entrada (4 euros y 2,50 estudiantes) pero vale la pena. En agosto es fácil que en Berlin haga un tiempo como el que aquí hay al final de septiembre: nublado, así que es probable que en la playa estés tú y dos personas más.
Si ya nos ponemos estupendos, con esto de las excursiones a los lagos, podemos hacer un sprint en bici hasta el Luftswafen Museum, un museo de aviones de la 2º guerra mundial. Es una excursión para tomarse todo el día, ya que queda bien lejos (para los perezosillos existe la opción S-bahn+ bici) pero es una zona bonita, cerca de bosques y lagos. El museo de la Luftwaffe tiene casi todos sus fondos está en el exterior. Aviones y helicópteros de todas las épocas, diseminados por el césped. Contemplad la imagen del satélite. Cuánta lluvia y cuánto sol caerá día tras día sobre estos ingenios de la guerra.
En cuanto a piscinas, Berlin tiene una maravilla de la ingeniería piscinil, proyectada por arquitectos tinerfeños – AMP arquitectos: Es el Badeschiff, entre barco y piscina, la piscina flotante en el río Spree, (Eichenstraße 4) Pertenece a una sala de conciertos berlinesa de toda la vida, Arena, y a veces hay en el entorno de la pescina sesiones de yoga, DJ o conciertos al final de la tarde. Suele estar llena, mejor un día nublado ya avanzado agosto.
Después de nadar, el Club des Visionaires, queda allí al lado. Apoyado en plataformas de madera que flotan en el canal buena música bajo la sombra de un gigantesco sauce llorón. Hay mucha gente y mucho guiri (me refiero a nosotros, que somos allí los guiris).
Y también por allí cerca hay un pueblo de caravanas, el Wagendorf Lohmüle, que hacen conciertos los sábados, y cine de verano, mola mucho ya solo verlo, hippie total, con unas construcciones realmente chulas.
Ya puestos a hablar del Berlin veraniego mencionaré las barbacoas, porque en Berlin se puede hacer barbacoa en cualquier parque: compra una barbacoa de usar y tirar en un super (son una bandeja de carbón, muy barata), salchichas al gusto y botella de vino. Invita a cuanto berlinés hayas conocido o quieras conocer y echa la tarde. Uno de los mejores parques para ésto es el Volkspark Friedichshain.
Y por último, las falsas playas. Berlin, está llena de ellas. Chiringos fantasiosos junto a las aguas del canal. No te puedes bañar, pero sí tomar una cerveza y contemplar como el sol hace chirivitas en el agua. El famoso ‘el 25′, ya cerró, pero ha sido rápidamente sustituido por otro, el katerholzig, o el Yaam de ambiente marihuanero.
Lo importante en verano, eso sí, es que pilles una bici. Si vas a pasar un mes te compensa comprar una en el Mauer Park el domingo (conviene ir pronto y si puede ser llevar contigo un alemán que regatee, costará de 35 euris a 50) puedes apañar con el vendedor vendérsela de nuevo antes de irte, o regalarla a quien te caiga bien.
Si tienes carné de estudiante puedes conseguir una bici muy buena a bajo precio, en un mercadillo social, aquí tienes dónde y cuando se celebran.
Si te quedas unos pocos días el mejor lugar para alquilar está en Kollwitz str 35, un sitio llamado Orange, al lado de un gracioso parque para niños construido con desechos, y cerca del más maravilloso cementerio judío. Las bicis valdrán unos 6-5 euros el día y son bicis muy muy naranjas.
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