La muerte era cool entonces, así que es del mejor tono degustar la pistola con que se suicidó Larra o bebés abrazando calaveras. Molan mucho las joyas hechas con pelo del amado muerto.
El museo está montado sobre una casa del siglo XIX, con su salón de recibir, sus pianos de fantasía, su cuarto de los niños -con inquietantes juguetes tales como un convento de muñecas-, su apartado para que los caballeros fumen o beban licores o una real letrina.
La restauración del edificio fue meticulosa. El tiempo que estuvo cerrado-nueve años- fue una triste ausencia para la ciudad. Al fin despertó, y con energía: cada mes se sacan de la manga conciertos al claro de luna, talleres de estampación, visitas teatralizadas… incluso se metieron de cabeza en un festi gótico. Tiene un café con jardín que es bonito se mire por donde se entre.
También tiene cuadros, algunos del rijoso hermano de Béquer, Mariano. Otros son sátiras de suicidas – tan de moda se puso suicidarse entre los fashionistas-. Hay también algún retrato de Isabel II, nuestra reina más zorrilla.
El visitante debe ejercitar su mirada con ánimo de buscador de setas. Al descubrir un objeto estimulante, como cuando Proust mojaba la famosa magdalena en la infusión de su anciana tía, nuestra imaginación es capaz de construir un mundo completo: un abanico de plumas; litofanias y biombos retroiluminados por velas, o un Tu y yo. El Tu y yo es un mueble muy gracioso en forma de S, perfecto para discretas comunicaciones de adúlteros.
Museo del Romanticismo, San Mateo 13 | e-mail | 914481045
Horarios: M-S 9:30-18:30 | D 10:00-15:00
Precios: 3-1,50 € | gratis sábados desde 14:00 h.
Gracias por ayudarme a pasar un día fantástico con la visita de la mía mama a la capi. Siempre es difícil saber que hacer con ella, y gracias a esta estupenda web pasamos un día chulisisisimo.
Un besazo!!!
Oh, qué bien, de tanta satisfacción no se que decir. Que estamos pa servirla, a usted y a su madre de usted. Y que me alegro mucho muchísimo, a ver si vamos añadiendo más cosas y todo bueno
[...] con alguna delicia parisina o un panecillo en Viena La Crem. O tomarte un café en el jardín del Museo Romántico. O acercarte a por una de las mejores tortillas de Madrid, la de Bodegas La [...]
[...] Yo lo rebautizaría como Café Romántico, y con razón, pues es el café del Museo del Romanticismo. [...]