Ahora que por fin ha acabado la Feria del Libro podemos dejar de hablar de ferias y volver a hablar de libros.
2012 pasará a los anales de la historia como annus horribilis, pero también como el año en el que, a pesar de la crisis y precisamente por ella, se publicaron muchos libros. En La playa de Madrid queremos hablar de uno de ellos.
“Frente a la evidencia de la catástrofe, están los que se indignan y los que toman nota, los que denuncian y los que se organizan. Estamos del lado de los que se organizan“.
En La playa de Madrid nos hemos organizado lo suficiente como para dar vida a un vídeo sobre ese libro. Son apenas diez minutos de un género bastardo que no es ni book trailer, ni vídeo ensayo, ni vídeo arte. Es simplemente una entrevista en la que varias personas responden a preguntas sobre un mismo libro.
Y, preguntaréis, ¿qué tiene ese libro para recibir tantas atenciones?, ¿por qué tanta molestia? ¡Venga ya! ¿Y qué tienen ese chico y esa chica que te gustan? Pues sencillamente eso: que te gustan.
Os presentamos a La Jovencita.
¿Qué es la Jovencita?
La Jovencita no tiene por qué ser joven ni por qué ser mujer. Puede ser hombre o puede ser mayor.
La Jovencita es una figura que representa el estilo de vida que nos ha llevado donde ahora estamos: en el desierto, un desierto largo, ancho y profundo que no se parece en nada a La playa de Madrid ni a sus refrescantes aguas.
La Jovencita es el ideal que perseguimos a costa de nuestra salud, física y mental, a costa incluso de nuestra vida.
La Jovencita es la guerra que se libra bajo una apariencia de paz.
La Jovencita es la encarnación de los códigos del espectáculo.
La Jovencita rechaza las particularidades de su cuerpo y ansía alcanzar, mediante dinero y sacrificio, un cuerpo modelo.
La forma de ser de la Jovencita consiste en no ser nada.
La Jovencita se marea cuando el mundo deja de girar en torno a ella.
La Jovencita no sabe lo que es el amor, es incapaz de ver el mundo desde la perspectiva del dos. El mundo de la Jovencita es un desierto de unos. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1 .1 .1 .1 .1 .1 . 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1. 1.
La Jovencita no quiere que el amor destruya su estilo de vida.
La Jovencita es un boicot contra nuestras posibilidades de experimentar alegría.
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TIQQUN, Primeros materiales para una teoría de la Jovencita. Acuarela y A. Machado, Madrid, 2012.
Me encanta el video.. me encanta la idea de presentar asi un libro…congratulations!!
Muchas gracias Pilar. Cuando buscamos una Idea nos vamos al mundo inteligible de Platón y está lleno y, lo mejor, son universales y gratuitas!
El video es estupendo, me han entrado ganas de leer “La jovencita”, pero tengo una pregunta: ¿por qué ese título?. Soy mujer, puedo entenderlo, efectivamente es a nosotras, sobre todo a “las jovencitas” a las que este sistema más nos tortura…nunca satisfechas con nuestra imagen…siempre una nueva oferta del mercado…siempre una nueva meta para entrar en el mundo patriarcal…Sí yo puedo entender que hayan escogido este título: !es para provocar! Y también quizá para indicar que todos, en este Sistema, somos esa víctima fácil, esa niña que se asoma al mundo, y para entrar en él, ha de entrar corrompida en su ser.
Mmm, si unos filósofos franceses ponen un título como éste, seguro que no es porque no se les haya ocurrido que la crítica feminista o de género se le pueda echar encima… así que sí… es para provocar. ¡Provocadores!
A la librera, oiga, y no tienen nada de Stephen King?
Sí: ¡EL TERROR!
Y Harry Potter?
De H.P tenemos la magia.
Pilar, a ti te encanta el video. A mi me encanta Henar, la actriz en busca del prologo perdido.
A mí me encanta que la Jovencita haya viajado hasta Italia y que a la librera se le haya pegado algo de Proust.
Tal vez alguien pueda liberarme de un prejuicio que me ha surgido. ¿Por qué La Jovencita, esa figura de sobra machada desde el Génesis, cuando podríamos dibujar al Madurito, el Cabroncito, el Envidiosito, el Escritorcito y tantos más?
saludos, gente.
Mmm, aparte de para provocar polémica con las feministas, supongo que porque un libro titulado “La Jovencita” se vende bastante más que un libro titulado “El Madurito”-La Jovencita, y con esa portada de piernas y ligas, lo vas a mirar dos veces en la librería.
La misma imagen que se critica, a la vez se la utiliza… Lo interesante para mi del libro es ésto: que ninguno -tampoco los Tiqqun- somos tan listos y liberados que estemos fuera de este entramado de espejos y deseos.
Será con ironía, pero ahí están esas piernas y esas ligas para vender el libro.
Pero bueno, ésta es mi interpretacion, que respondan Tiqqun o sus editores.
No veo qué provocación entraña elegir a la Jovencita como figura prominente del capitalismo intensivo. La virilidad remite a formas disciplinarias, siempre externas, de imposición que caracterizan otros periodos de la historia. Ahora se trata del orden de la seducción. Esto no es ningún invento, se puede apreciar allí donde se mire. Seducción, desamparo, incapacidad para el compromiso, provisionalidad, vacío, reificación de la imagen etc. son aspectos que convergen en la figura de la Jovencita. No le podrían haber dado un nombre mejor, no es ninguna provocación, es un nombre necesario que capta de forma precisa una realidad.
La reacción de algunos “feminismos” estándar constata que “el origen de la Jovencita es el fracaso del feminismo”. Supongo que será el mismo “feminismo” que redobla su fracaso reclamando el reconocimiento de la prostitución como oficio.
En cuanto al éxito comercial del libro, hay que decir que no es un libro de gran tirada y que además es un libro del 2001 (en otras ediciones no hay piernas de autómata en la portada). Es de las pocas obras que escapan a la rotación rápida de la vorágine mercantil. Además aporta una perspectiva crítica interesante y un potencial real de liberación.
Pienso que la provocación sí que existe, y además es consciente.
Una mirada feminista está entrenada en el ojo avizor, y estaba claro que llamar a la figura ‘La Jovencita’ iba a ocasionar reacción crítica feminista.
Los de Tiqqun han tenido que preverlo, pues ellos mismos viven siempre en la permanente sospecha.
Solo puedo suponer que juegan con eso para darnos más “materiales” de reflexión. Y de hecho, lo han conseguido, porque es el hilo que más ha generado discusión aquí, en los comentarios.
En el vídeo es uno de los primeros asuntos que se tocan: Amador insiste en que “puede tener que ver con hombres o con mujeres” y Henar dice “No es un concepto sexuado: puede ser una jovecita, un jovencito, un viejo.”
Admiro la labor de Acuarela Libros, es evidente que me gustó este libro y su edición. Tanto como para habernos trabajado las entrevistas y el montaje del vídeo.
Desde esa admiración puedo plantear que las críticas feministas sí tienen cimiento: La elección de la portada del libro no fue afortunada. Me encanta estéticamente (la hemos usado aquí mismo como decoración) pero se está decantando por una figura joven y femenina.
Lo mismo ha ocurrido, y en mayor medida, con las imágenes que Acuarela ha ido subiendo a su blog con el tag La Jovencita, porque son todo chicas y jóvenes.
http://acuarelalibros.blogspot.com.es/search/label/Jovencita
Un par de cosas. La foto, si no me engañan los sentidos, son las piernas de un autómata. Que hayan reacciones desde la “mirada feminista” no significa que exista tal provocación, sigo sin ver en qué consiste la supuesta provocación (me gustaría entenderlo). Pero hay algo que me entristece, el hecho de pensar que se ha elegido una figura desde los prejuicios de la “mirada feminista”. ¿Hay alguna razón para negar que la figura corresponde y se ajusta a los ejercicios críticos que tiqqun viene haciendo? ¿Para no ver que la Jovencita es un nodo activo en el cuerpo social como lo puede ser el Dinero? ¿Qué tiene el nombre de escandaloso? … si fuese tal y como sospechas, una estrategia de marketing invertido (tipo adbusters), se perdería toda la fuerza de su pensamiento. No creo que el contenido del libro favorezca esa hipótesis, ni el de ninguno de sus textos anteriores. Estarían haciendo marketing en lugar de creando conceptos. Ver en ese concepto una especie de ofensa deliberada a la “sensibilidad feminista” como motivación me parece un desvarío. Por no mencionar el acto de vigilancia de la “conciencia feminista de género”, sinceramente horrible y muy patriarco-policial en acto, que todo esto supone.
Mmm eso de “un autómata” así a secas… Es autómata con elementos reconocibles muy femeninos y además en plan fetichista, como ligas, elementos de corsetería y tacones. Sin mencionar la carga que hay alrededor de las autómatas femeninas, las muñecas etc.
No creo que la figura de La Jovencita se haya elegido para provocar a la mirada feminista, sino que por lo que se ve la provoca. Lo digo por los comentarios que la gente ha puesto.
Tampoco creo que sea una estrategia de marketing invertido, por favor, confío totalmente en la honestidad de los editores. Creo más bien que a veces se cuelan cosas que no controlamos bien y sucede mucho con las imágenes. Pero a mi eso me parece maraviloso, una comunicación más directa.
Y no hay vigilancia patriarco policial… Es solo que te das cuenta cuando pasa. Pero a mi al menos no me escandaliza, no se a las otras chicas. De hecho me parece interesante que se discuta este tema, ¡no entristecerse! Todos buscamos aprender a vivir y a pensar. Yo cada vez que veo un comentario aquí me alegro.
No podría estar más de acuerdo con lo que expresas Wonderly. Esa capacidad autocrítica además de admirable es muy necesaria. Gracias.
¡Un momento!Eps. Que yo creo que no estamos de acuerdo.
Mantengo el planteamiento del principio, pero le debo haber quitado tanto hierro que me he explicado mal.
Este es mi punto:
Acepto que algo hay en haber elegido el término “La Jovencita” y no otro que puede dar perfectamente motivo a la mirada feminista.
Entiendo que eso tienen que haberlo percibido los Tiqqun porque son listos. Pero lo han mantenido y como les supongo las mejores intenciones una razón que se me ocurre es alentar discusiones como ésta, pues discutir (en un buen sentido filosófico) es mucho mejor que contemporizar.
Percibo que hay un sesgo en las imágenes elegidas en la edición española, empezando por la portada y siguiendo por las del blog, que lejos de detener esa carga la ha activado más. No creo que los editores o el portadista lo hayan hecho conscientemente, ni por marketing (eso era más bien una broma por mi parte pues no imagino los filósofos eligiendo un libro por el sex-appeal de la portada) y además considero a estos editores gente más que honesta … Pero ha ocurrido.
Está muy bien que la mirada feminista lo señale, pues se está más que a tiempo de ponerle remedio. No creo que haya que entender la mirada feminista como algo negativo y policial, dejemos ya todo eso de que las feministas son unas chungas con ganas de fastidiar… su mirada nos ayuda a quitar esas telarañas tan viejas que ya ni las vemos.
En todo caso creo que la discusión entre ambos se puede haber enquistado. Hago una llamada a que alguien más intervenga y nos de un poco de aire…
No pienso que las feministas sean unas chungas con ganas de fastidiar. Sólo digo que ante obras como la de tiqqun ese ejercicio policial de hacer de mala conciencia: “¡han usado el término Jovencita cuando podrían haber usado el término Jovencito! machismo, machismo, bla bla”, está totalmente fuera de lugar. El término jovencita está más que bien empleado, y si a los editores les ha costado tan poco encontrar una imaginería que lo refleje será por la amplia difusión y prevalencia de todos esas imágenes.
Tampoco creo, ya lo he dicho demasiadas veces, que el motivo de nombrar Jovencita a esa alienación patente sea el suscitar controversias de corte feminista. Me resulta absurdo que suceda, sobre todo porque se desatiende el contenido crítico de la obra, que en mi opinión es tan interesante como lo fue “La sociedad del espectáculo”.
Sigo sin leer ninguna explicación de la supuesta provocación. ¿En qué consiste la provocación o la ofensa? Tal vez, consista en señalar nuestros resortes de jovencita, nuestro gusto por una estética vacía, nuestra frivolidad y superficialidad en las relaciones, en la provisionalidad de todo vínculo, en el cálculo de oportunidades, en la libertad del mercado y el poder del consumidor… Puede que todo eso nos produzca cierta aversión, precisamente porque es el medio en el que estamos instalados, porque compromete nuestra intimidad penosamente construida.
Sí, las posiciones están claras y discutir no sirve de nada. Por eso pido que alguien me explique en qué consiste la provocación o la ofensa supuestamente dirigida a conciencia… Lo digo una vez más, acusar de machismo a tiqqun por el término Jovencita en el contexto de esta obra supone un solemne acto de vigilancia (y un desvarío también).
Cinco años más tarde, toda una vida pequeña , vengo a decir aquí como quien está de paso, que la jovencita es una figura de Hegel “originalmente”, “la jovencita que precede a las musas”, que Jean-Luc Nancy recupera en su libro “Las musas”, y que las tiqqunas, buenas estudiantes (que no se nos olvide), plantan en los centros comerciales, los centros financieros, los gimnasios, en los programas de la tele y en la gestión imperante de las vidas como comercio de deseo. Dando una imagen del espectáculo a la alienación hegeliana del espíritu. Nancy:
La jeune fille de Hegel nous présente les fruits détachés des arbres désormais stériles de la religion esthétique (…) Et c’est en vérité l’Esprit que la jeune fille révèle. Elle est la vérité divine de l’art, qui n’est pas l’art lui-même mais sa présentation, en effet, sa tenue au devant de nous – qui le tient à l’écart et nous l’offre d’un même geste. Qui nous offre donc son écart. Qui ne nous offre l’œuvre – la peinture, la sculpture, la musique – que pour nous offrir son écart. Nous offrant cet écart, elle nous ouvre à lui. Ou bien elle l’ouvre en nous. Non la figure, mais son offrande, et par l’offrande tendue vers nous l’au-delà de la figure. Son au-delà ou son en-deçà qui n’est ni une autre figure, ni une absence de figure, mais le geste de l’offrande. La jeune fille est toute dans son geste, qui est le geste de la Muse et du Musée. C’est un geste qui montre sans désigner, qui offre sans destiner, qui propose sans imposer, qui expose sans déposer. Cela, précisément, est le divin. Ou bien, si l’on préfère, le très simple et très mince intervalle par lequel se révèle l’infini : que rien n’est proprement fini. Que tout au contraire commence. Que tout se lève et rien ne s’achève.
Besos a todas
Bueno, es una aportación lo bastante interesante (y erudita) como para haber tardado cinco años en hacerla. ¡Gracias Lola!
¡Y viva La jovencita, que siga dando guerra!