El sentido del humor de Paco Alcázar es infinito. Publica en todas las revistas cool de España y resulta tan elegante que siempre encaja. Como los buenos conjuntos, nunca desentona y su personalidad nunca peligra.
La industria de los sueños es una recopilación de su trabajo para la revista Cinemanía, en el que despliega una serie de formatos asquerosamente divertidos en torno al mundo del cine.
No hay tacha. Cada viñeta aparecida en el magazine es mortalmente divertida.
Las referencias tienen el grado exacto de exigencia con el espectador en cuanto a conocimientos, y cada pieza posee el punto friki justo y necesario para el disfrute de los maníacos cinéfilos que acuden a la revista.
Por otro lado, el trabajo es ambicioso en muchos sentidos. Este humor requiere una técnica muy precisa. ¿Se dan cuenta de cuántas caricaturas de famosos supone esta publicación?
La edición de ¡Caramba! tiene un formato pequeño, en plan librito, de lo más molón. Con una de esas portadas a lo Charles Burns que el dibujante utiliza en ocasiones. Como les digo, pura elegancia.
El detonante de cada chiste es muy fácil de encontrar. Se trata de viñetas sintéticas, con muy pocos elementos, que impactan instantáneamente.
A estas alturas, comparando todos los trabajos del artista y refiriéndome también a su trabajo -esas viñetas mudas, no humorísticas- para Rockdelux, se observa en la obra de Paco un proceso de sustracción de elementos, más que de aporte.
En La industria de los sueños el estilo es tan concreto y sintético que la carcajada aparece tras un solo vistazo.
Cada idea, por absurda que sea, termina resultando sólida y graciosa.
No importa que estemos hablando de la cara de colocado de Christian Slater o de la posibilidad de que Vicente Aranda dirigiera Star Wars, el caso es que la confusión no existe. Cada viñeta presenta claramente los rasgos de cada personaje, cada palabra está medida, cada elemento cuenta.
Sentido del humor afilado. Maestría.
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