¡Haz morder el polvo a Ikea! Con un recorrido por los gabinetes de curiosidades de la calle Moratin. Empiezas el paseo buscando esa lámpara o esa mesita de tu vida, y acabas llevándote empaquetado un click de playmobil gigante.
Como poco, pasarás una tarde distinta y bastante divertida.
¿De qué va este nuevo gremio nacido en la calle Moratín, y en Madrid?. Son anticuarios, pero cuando se les pregunta por su criterio de selección, aseguran que la antiguedad de la pieza les da igual. Lo que importa de un objeto es que tenga algo. En el Passage Privé le han dado a su ciencia el singular nombre de Objetología. Algunos han tenido que inventar un nombre para su nuevo oficio:
Los Gabinetes de curiosidades y los nuevos chamarilleros.
Cada uno de estos locales tiene personalidad y público distintos. Pero hay algunas características comunes, de ahí la palabra gremio.
Son unos modernos- Pero en el sentido literal. Casi todos los objetos proceden de la Edad Moderna, y la mayoría son de distintas décadas del siglo XX -30,40,50,60,70- Más que de antiguedades hablaríamos de “modernidades”.
Interesante es mejor que bonito. ¿Qué era eso de flâneur? Suena un poco cursi, pero es un concepto muy contemporáneo: flâneur es el nombre que inventó Baudelaire para el paseante que va curioseando. No busca lo bello, busca lo interesante. Tanto el cliente, como los comerciantes-que a su vez son flâneurs en otras ciudades en busca del objeto perfecto, rastrean como cazadores esta cualidad. ¿Pero qué es lo que consideran interesante, en este caso?
Lo exótico No compran aquí, sino fuera de España. Es decir, no pisan El Rastro.
Lo europeo : Fuera de España pero no lejos. Alemania, Francia, Inglaterra…
El discreto encanto de la burguesía. Muchos de los muebles y lámparas que vemos en estos comercios representan un ideal: burgueses vagamente nórdicos cuyo tiempo y rentas les permitían instruirse en el Arte y la Inteligencia. Españoles que el lunes se levantan a las ocho dificilmente pertenecen a esa clase, pero pueden comprar una lámpara que les haga soñar que sí. El esnobismo a este nivel es una pasión tan perdonable…
Adoran lo que hacen. Pues sí, todos ellos transmiten verdadero entusiasmo por los objetos que encuentran y ofrecen. En el fondo les apena venderte esa lámpara.
Apaguemos las disertaciones y vayamos de paseo. Que está el día muy bonito. Es un paseo en forma de L. Por Moratín cuesta abajo hasta San Pedro. Con una distracción temporal hacia la paralela a Moratin, Santa María.
Calle Moratín
¿Y esta calle? Está en la zona de Huertas. Lleva el nombre del bueno de Moratín, un dramaturgo más o menos feminista, aquel de El sí de las niñas. Su cuerpo, por cierto, reposa en un anexo al cementerio de San Isidro -que en otra ocasión hemos mencionado como un agradable lugar de paseo. El retrato de Moratin preside la calle como un santo patrón.
La calle es realmente linda. Baja en cuesta, lo que le da una perspectiva como de diaporama. La inclinación de la pendiente va cediendo sitio a una gran cantidad de cielo azul. Cuanto más arriba, más cielo.
Los turistas bajan todos al Prado por una calle paralela, Huertas. Eso hace de Moratín una calle extraordinariamente tranquila. Incluso sigue siendo pacífica de noche, aunque alberga dos de los bares más interesantes de la zona: El Begin the Beguine, y la Tarasca.
Pero aun es de día, y los letreros de los locales son lo que llama la atención. La mayoría son viejos locales cerrados años ha, de oficios desaparecidos. Aun resisten abiertos locales tradicionales, como la cerrajería Saavedra o la tintorería Mary. Los letreros tienen tipografías y colores muy hermosos. Cualquiera de ellos podría ser objeto de deseo de los gabinetistas de curiosidades. Pero no se dejen engañar, hemos localizado uno falso, adivinen cual…
1-Concha Ortega , la veteranía es un grado.
Calle Moratín 14.
Concha Ortega es la que más tiempo lleva en Moratín, desde el 2006. Varios de sus compañeros comerciantes la han mencionado con respeto, y si tu competencia habla bien de ti… Es muy amable y te hace sentirte bien acogido, como si entrases en su casa.
Vende sobre todo muebles: mesas, sillas, lámparas… del XIX y el XX. Su local es el más clásico, y el más sobrio, similar a un anticuario tradicional. Sin embargo tiene un segundo local, el hermano pequeño, enfrente. Es ahí dónde oculta las fantasías: un sillón de dentista maravilloso y terrorífico con reposabrazos de porcelana, un sillín francés de hierro para llevar al crío en la bici…
Se explica muy bien cuando habla de cada mueble. Los conoce de cerca, pues ella misma los busca- en Suiza y el sur de Francia- y los restaura. Preguntada por los precios-nosotros vamos al grano- dice tener piezas para todos los bolsillos, desde 30 a 6000 €.
2- Moratin 20, gabinete de curiosidades.
Calle Moratín 20. Web.
Entrar da un poco de miedito. En el escaparate hay calaveras, pájaros disecados, decimonónicos enseres médicos… Si le echas valor y pasas, dentro solo están Eva, que es encantadora, y Bruno, su pequeño perro. Eva Gabeiras tiene un blog en el que sube religiosamente imágenes de sus curiosidades. Sobran las palabras. Aquí verás objetos que seriamente no habrías imaginado que existieran, una gran parte de ellos de tinte científico.
La ciencia se toca con la magia y con el yuyu, desde la craneometría de Lombroso hasta el mal rollito que se traen ahora con el genoma. Y en el camino van quedando objetos que despiertan sensaciones contradictorias: esqueletos de animales, estudios anatómicos, modelos de lenguas enfermas… Todo es estéticamente llamativo.
Otros objetos no tienen nada que ver con la ciencia: una coctelera-zeppelin de 1930, porcelanas chinas de la revolución cultural, o la colección de sombreros 1920-50 que son como joyas de plumas, son exquisitos.
Eva habla muy contenta de la calle Moratin: Este tipo de anticuarios existe en Berlin o Londres, pero no tenía hasta ahora representación en España. Están todos muy unidos y la calle está floreciendo. En su tarjeta pone “anticuario” y debajo “gabinete de curiosidades”. Tiene una idea abierta y democrática de las antiguedades, e intenta que su local esté abierto a todos- y a sus bolsillos. ¿Entonces, precios? Con 3€ ya te puedes llevar algun detalle. O si quieres uno de los sombreros de plumas, por ejemplo, cuyo material y factura ya ni se encuentran, valen 80 €.
3-Passage Privé, objetología
Calle Moratín 29. Web.
Les gusta autodefinirse como Los nuevos chamarilleros. Ellos encuentran, eligen, arreglan. Vi una señora que intentaba sonsacarles acerca de la técnica empleada en una mesa, pues ella la había intentado sin éxito. A la hora de restaurar son hábiles y tienen ideas originales: por ejemplo, transformar raquetas vintage en espejos de pared.
Una cualidad que les diferencia es el humor. Todo es un poco boca abajo, un poco divertido, un poco cambiado de escala. Les encantan los clicks de Playmobil gigantes, y las maletas enormes y sin ruedas.
También les distingue una querencia por lo pop, pero metabolizado como diseño industrial: la gran chapa de pepsi oxidada, los muñequitos de futbolin, un bambi de goma de los años 60.
Y en homenaje al Diseño, adoran la Tipografía: hay letras por todas partes: letras en las paredes extraídas de algún letrero industrial, tipos de imprenta abandonados en las mesas.
En sus trabajos de restauración llama la atención cuánto respetan la evolución natural que el tiempo da a los materiales. No la entienden como degradación, por tanto no la ocultan. Al contrario, la exhiben como un trofeo que el objeto ha obtenido a lo largo de su vida como objeto: El hierro oxidado, la arpillera deshilachada… Actitud berlinesa.
Orientado a público joven, los precios no se disparan-para ser antiguedades importadas y restauradas a mano: Por 20€ te llevas un tipo de imprenta, por 100 € una silla.
4-Modernario,el pequeño moderno
Moratín, 30
El Modernario de Moratin es el benjamín del local original que tienen en la calle paralela, Santa María. Ambas calles confluyen en el vértice de un triángulo. Así que vamos a hacer una distracción de nuestra rectísima bajada por Moratin y torcer a Santa María. Si bien la lógica nos pediría que atajásemos por una de las calles transversales que las comunican, Costanilla de los Desamparados, hay otra lógica más importante: ¡Descansar!.
Una paradita en un par de bares perfectos: Taberna de Conspiradores & Jazz Bar
En el vértice del triángulo hay dos locales muy estimables para hacer un alto: la Taberna de Conspiradores y el Jazz Bar. Ambos, pared con pared. Ambos comunican Moratin con Santa María: la Taberna de Conspiradores tiene puertas hacia ambas calles, el Jazz Bar tiene ventanas hacia ambas calles.
Ambos comparten con el gremio al que dedicamos el paseo, el gusto por la decoración abigarrada. Sobre todo la Taberna de Conspiradores , local extremeño donde catar un vino de Extremadura con una tapita de morcón o torta del casar. La otra opción es meterte en el Jazz Bar y refugiarte en la penumbra oyendo jazz clásico, mientras espías por los ventanales la actividad del barrio. O mejor fuera, en la terracita, bajo los árboles y con un doble de cerveza. En ambos casos estarás muy contento. Uno u otro, te devolverán fuerzas.
Estamos en la mitad del paseo. La dorada espuma de cerveza te asegura que todo va a ir bien de aquí a 100 años.
Calle Santa María
¿Ya? ¿Has descansado? Pues a subir la cuesta. Santa María como Moratin, tiene pendiente, y el Modernario está hacia arriba… Que sepas que vale la pena subir.
4.Bis- Modernario, vivir en la Edad Moderna
Santa María 20. Web
Escritorios, lámparas, sillas…. enamorados del diseño de mediados del XX. Son ellos los que marcan, con su nombre y la claridad de su criterio, esta tendencia. Agrada lo claro que lo tienen al seleccionar: “sobriedad en las formas, sencillez en las líneas, ergonomía en las funciones y originalidad en las ediciones de las piezas”.
Vi una pareja entrar y espetar a la chica “buscamos la lámpara de nuestra vida y el sillón de nuestra vida“.
Allí dentro la sensación es que todo es diseño. Ese tipo de objetos parecen forzarte a recorrer mentalmente el proceso desde que se pensó la pieza hasta que se acabó. Y te obligan a ver que tras el buen gusto, además de los códigos de clase, hay inteligencia y esfuerzo.
Tanto diseño podría resultar frío u hostil. Muy al contrario, es un local bastante hogareño. El factor clave es la calidez en los materiales de las piezas y la mezcla de iluminaciones de las muy personales lánparas.
Preguntando por los precios mínimos y máximos la cosa va desde unos patitos de madera a 50 € a aquellos 10000€ que una vez cobraron por una estantería de los años 30.
5- Tesla, un toque dramático
Santa María 17. Web
Antes de volver a Moratin, para retomar la bajada donde la interrumpimos, podemos curiosear en otro nuevo local- lleva abierto apenas dos meses.
Parece más de “antiguedades” al uso, con su Hércules en la puerta, pero nos comentan que la selección se basa libremente en el criterio subjetivo de sus dos socios: los objetos y los muebles que venden son los que adquirirían para sí mismos. Parte de su material lo encuentran recorriendo Francia con la furgoneta. Como al resto de sus compañeros de Moratin, más que la época les importa el flechazo. Les he puesto el calificativo de dramáticos porque en los objetos que eligen parece haber cierta tensión. Son objetos que parecen buscar la atención, de un foco o del espectador.
La mezcla de épocas y estilos es bienvenida: Un modelo de avión metalizado, dos pequeños capiteles de marmol italianos que parecen tener cara, un cartel publicitario de los sesenta… Y también objetos pequeños y curiosos, que recuerdan al gabinete de curiosidades de Moratin, como una caja de insectos capturados en metacrilato.
En cuanto a precios, nos movemos ya en los tradicionales fajos de anticuario: Por 8000 € tienes al Hércules en la esquina del salón.
Calle San Pedro.
Dijimos que bajaríamos de Moratin a San Pedro. El motivo era recalar en Nicolás.
6-Nicolás Los 50 y los 60
San Pedro 9
Los 50 y los 60 son la década en que se mueven. Sillones, grandes mesas, mesitas, apliques… Piezas de mobiliario vintage, cada una de ellas con una cuidada terminación en su forma o en los materiales. A la hora de restaurar les diferencia ese respeto por el paso del tiempo que habíamos apreciado en Passage Privé: que la vejez sea un orgullo y no un defecto. Pero el enfoque se aleja aquí mucho del diseño industrial. Hablamos de mueble contemporáneo danés o francés de hogar, señores muebles clásicos, con materiales nobles, mucha madera de teca, excelentemente tratada.
El local no parece que tenga nombre, hay que creerles cuando nos dicen que se llama Nicolás. Es amplio y agradable, la madera huele bien y cualquiera de estas mesas parece destinada a noches inolvidables con amigos o familia, de esas en las que la conversación se alarga y la madera se va llenado de huellas: el redondel de un vaso, las manchitas de café, las marcas distraídas con el cuchillito del pan. Los muebles son para vivirlos, y si son tan hermosos, más.
7-Lindberg Taller de diseño
San Pedro 26 Web
El final del recorrido tiene sorpresa. Paloma Blanco es la mujer y socia de Felipe Lindberg. Acogen al visitante y le invitan abiertamente a conocer su taller. Felipe Lindberg nos explica como, tras un tiempo dedicándose a la restauración de muebles, han llegado a adquirir profundos conocimientos de los materiales y las técnicas. El siguiente paso era diseñar sus propias piezas, y ese es el reto al que ahora se enfrentan.
En su taller podemos ver esos muebles. Son de diseño delicado y materiales sorprendentes: Una mesa en un tablero macizo de nogal, estanterías triangulares de caoba, dos veladores redondos en caoba con pergamino- nos explica que el pergamino es piel de cabra, procesada para poder escribir. Espejos envejecidos se deconstruyen en espejos-escultura o lámparas.
Sus diseños tienen dos facetas que no suelen ir unidas: lo original y lo elegante. Aplican técnicas artesanales y antiguas a muebles contemporáneos.
El taller de Lindberg sella perfectamente el recorrido. En este gremio de gente creativa que sabe encontrar y apreciar los objetos, Lindberg es como haber recalado en la fuente: los diseñadores. Da hasta un poco de pudor que nuestros ojos no iniciados puedan curiosear en el origen: El taller donde nace el objeto.
Y si entre tanto paseo, se te hizo de noche y los locales cierran, yo que tu no me iría a casa. Será por sitios dónde cenar: Un tentempie saludable en El Azul de Fúcar, una sabrosa fineza en La Tragantua, pizza y vino en la Farfalla, o nuestro top: las siempre deliciosas y económicas hamburguesas del Neila. Luego, para una copa, ni se te ocurra pisar Huertas. Vuelve a subir Moratín, que su noche también es especial. Primero, en sentido espacial y temporal, La Tarrasca. Luego el Begin the beguine. Si llegas al final del camino, es que te has ganado nuestra condecoración especial, pídenosla.
El mapa del paseo…
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[...] 8-Objetos curiosos en Moratín La calle Moratín y sus aledaños albergan tiendas muy particulares: más que anticuarios se les puede llamar gabinete de curiosidades. Además está en una zona en la que da gusto pasear. [...]
Gracias por la información. Justo lo que yo buscaba. Justo ahora pretendo restaurar un mueble tipo cómoda y la verdad es que me vienen muy bien vuestros consejos. Un abrazo!!