El humano es tan simple o tan pobre que se entusiasma cuando encuentra dinero en los bolsillos de alguna de sus prendas de temporada. En ese momento los ojos se le llenan de gloria, aunque el dinero ya fuera suyo, aunque sea una moneda de dos euros. El efecto se multiplica cuando el dinero es hallado en el ámbito público. Las contadas veces que nos sorprendimos al ver un billete en la calle o en un parque o en el suelo de cualquier establecimiento, esas veces tocamos el cielo. La sonrisa se dispara, el corazón se hincha y parece que te estás enamorando. Pero el azar nos favorece en pocas ocasiones. Hay que intentar, en estos días alampados, aumentar las estadísticas y encontrar ese peculio abandonado que ronda por toda la ciudad.
Lo primero a tener en cuenta es que el dinero va a estar poco tiempo expuesto, cualquiera a tu alrededor puede conseguirlo antes que tú. Teniendo en cuenta la agudeza visual y la rapidez de movimientos, debemos estar en sitios donde la gente pierda más dinero. Veamos, las taquillas del Metro y Renfe son perfectas. Todos van con prisa, todos sacan el monedero para sacarse un billete. Circunstancia a aprovechar: cuando el transporte esté a punto de llegar y la compra del ticket sea desmañada. En un día en Sol puedes sacar unos 30 euros. Otra opción muy rentable son las barras de los garitos. Nadie repara en gastos porque suelen ir borrachos, lo cual facilita un despiste con billetes, de esos que se esconden bajo otro y se precipitan hacia el suelo. La noche, si andas por Huertas, te puede salir por unos 50 euros. Si eres de los que les gusta el agua siempre tendrás una gran cantidad de fuentes en Madrid (la Plaza de Oriente es perfecta) donde la gente lanza sus monedas acompañadas de un deseo. Pienso que es importante aprovecharse de semejante tontería aunque, eso sí, hacedlo en verano, la recogida se hace más placentera. Cuanto más enajenado esté el personal, mejor. Así que practicad en salones de juego, bingos y casas de apuestas, de paso ampliareis el rango de edad y con eso vuestras posibilidades monetarias.
Y aquí lo dejo, porque tampoco es conveniente que se enteren demasiados, si no tendríamos que pelear por el dinero. Y para eso ya está el trabajo.
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