el sol es el pasado, la tierra es el presente, la luna es el futuro

Aunque en esta esquina de la revista damos noticia sólo de algunos pocos libros pescados a anzuelo entre el asfixiante borboteo de novedades editoriales, nos gustó tanto la exposición de Tesla que desde entonces no hemos parado de leer todo lo que sobre él ha caído en nuestras manos.

Yo y la energía fue publicado por Turner en junio de 2011 y en octubre ya iba por la cuarta edición. Y con razón: es una maravillosidad. Y como casi todas las maravillosidades que conocemos, consta de tres partes.

La primera es un excelente prólogo a cargo de Miguel A. Delgado en el que encontramos, primero, una exhaustiva enumeración de referencias a Tesla en la cultura popular: canciones, películas, series, novelas, cómics…, no en vano el prólogo se titula “Superhéroe Tesla”; segundo, la biografía de Nikola en el contexto de los primeros años del siglo XX en el Nueva York de película cuya imagen todos compartimos; y tercero, un resumen de las principales aportaciones de Tesla a la ciencia.

El segundo y el tercer texto que conforman este libro fueron escritos por el propio Tesla: “Mis inventos” (pdf) fue publicado cual folletín por entregas en una revista sobre electricidad. Y el artículo “El problema de aumentar la energía humana”, que vio la luz (guiño-guiño) en 1900 (aún en el siglo XIX), arranca de esta hermosa y lovecraftiana manera:

“De la interminable variedad de fenómenos que la naturaleza humana brinda a nuestros sentidos ninguno nos ocupa la mente con más asombro que el movimiento increíblemente complejo que, en su totalidad, llamamos “vida humana”. Su misterioso origen siempre estará velado por la bruma impenetrable del pasado, su carácter se ha vuelto incomprensible por su complejidad infinita y su destino se esconde en la profundidad insondable del futuro. ¿De dónde viene?, ¿qué es?, ¿a qué tiende?

(…) la ciencia moderna dice: el sol es el pasado, la tierra es el presente, la luna es el futuro. Masa incandescente somos y en masa helada nos convertiremos. la ley de la naturaleza es inmisericorde y, rápidamente y sin que podamos resistirnos, somos arrastrados hacia nuestro fin.

(…) Mientras tanto, las luces alentadoras de la ciencia y el arte, cuya intensidad va siempre en aumento, iluminan nuestro camino; y las maravillas que revelan y los placeres que ofrecen hacen que nos olvidemos en gran medida de ese tenebroso fin. (239)”

Nikola Tesla, Yo y la energía. Turner, 2011.
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