Da gusto ir los mediodías entre semana, que está despejado. Un rioja en una mesita de madera penumbrosa, que el sol ilumina a través del cristal. Y un pintxo de tortilla y jabugo, de queso de cabra con cebolla o de… Esta escena puede repetirse en otros bares, pero el pintxo va ser menos rico y más caro.
De vasco tiene el nombre y los pintxos, que son más bien tostas pequeñas. Es un bar como muy madrileño de ahora. De ahora, porque lleva poquitos años abierto en la zona de Antón Martín. Antes del Lamiak el callejón de la Rosa ni existía. Se arriesgó al nacer apartado de Olmo o Santamaría, las dos calles oficiales de bares. Pese a ello el local peta, y si un bar apartado suele estar lleno…
La fórmula mágica que diferencia estos pintxos es: Bastante variedad; poco pan y mucho de lo otro; calidad en las texturas; y originalidad en la combinación de sabores, sin pasarse de listos.
Otro punto que no es muy cuidado en otros bares, y sí en el Lamiak, es la música. Todo el local está decorado con carteles de jazz, del festival de Donosti y el de Vitoria. Y lo que suena es siempre jazz clásico de calidad.
Su particularidad definitiva es que siempre hay buen humor en el ambiente. Los camareros son relajados, y se llevan muy bien con la parroquia. Parroquia de paseantes diversos, de veinte a sesenta años, con ganas de llevarse un buen rato a casa.
Con un rico pintxo de tortilla en el estómago, tu segunda copa de vino en la mano, y ese saxofón en los oídos, cualquiera de las chungas movidas que te corroen el alma va a empezar a parecerte relativa.
Lamiak, Callejón de la Rosa, 10 | 91 539 74 50
Horarios: Todos los días de 11 h.-2 h. Cocina 12 a 16 y 20 a 00h
Precios: Pintxos 1,80€, caña 1,30€
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