GARAGE analiza el rol laboral de las mujeres en un entorno de tradicional simbología masculina: la fábrica de coches Citröen en Vigo. A partir de testimonios de sus trabajadoras, que llevan en su puesto muchos años, el espectador puede construir un relato de ciertos cambios —y no cambios—de la percepción de la mujer en nuestro país.
Las mujeres que participan en esta obra son en su mayor parte trabajadoras de esa mismísima Citroën viguesa. A lo largo de su carrera laboral han ido rotando en diversas tareas, muchas de mecánica. Por supuesto han tenido que pedir días en su trabajo para viajar a Madrid y representar GARAGE.
Se alojan en un hotel cerca del teatro y estos días de representación en el teatro Valle Inclán del Centro Dramático Nacional han estado dedicadas por completo a la obra, entre ensayos y representaciones. Algunas han comentado entre risas el nulo turismo que han hecho: casi no han abandonado el triángulo de la plaza de Lavapiés.
En la famosa catarsis que provocaría el buen teatro se produce en el espectador una renovación espiritual. Ver a estas mujeres bailar en el escenario solo puede ocasionar felicidad. Pero lo más catárquico en esta obra ocurre en off, cuando no está representándose, cuando las actrices no están sobre las tablas. Catarsis es ese algo misterioso que les está ocurriendo a estas mujeres.
Hay, pues, una obra que crece dentro y una obra que crece fuera. Como espectadora me gustaría asomarme a sus vidas en ese hotel. A sus vidas ahora que son actrices. A sus vidas mañana, cuando dejen de serlo y vuelvan a su día a día.
Algo de eso se filtra, algo puedo robar en sus gestos, en sus narraciones, en sus bailes sobre el escenario. Es lo que da verdad, esa entelequia tan difícil de atrapar.
Más allá de la fábrica, GARAGE explora también la simbolización del coche. Su presencia en nuestras vidas, desde que un coche lleva a nuestra madre a dar a luz hasta que carga con nuestro ataúd. Su asociación con ciertos valores de estatus o de género, y su poderosa carga fetichista.
Para hacerlo GARAGE no se queda solo en el teatro documental. Es una obra mixta, conscientemente caótica, con partes de comedia musical, y otras partes oníricas o poéticas.
Para mi, el territorio de mayor verdad y sentido reside en esta parte más poética de la obra. Me alegro de que Fernando Epelde como dramaturgo y Marta Pazos como directora no hayan elegido quedarse en una mera pieza documental. La escena del accidente, un baile doloroso e hipnótico protagonizado por una crash test dummy, me ha trasladado a esos mundos de placer que solo da el arte. Tiene una cualidad que solo había sentido ante uno de mis cuadros preferidos del MNCARS, el Autorretrato de Alfonso Ponce de León.
Me ha encantado el final de la obra, suave como las mismísimas olas del mar de Vigo al lamer la playa. Suavidad siempre es una buena elección.
La vida es un accidente.
Teatro Valle Inclán
9-14 octubre. A las 20h.
Dramaturgia – Fernando Epelde
Dirección, escenografía y vestuario – Marta Pazos
Iluminación – Nuno Meira
Coreografía – Guillermo Weickert
Música original – José Díaz, Fernando Epelde y Hugo Torres
Reparto – Chelo Campos, Ana Casal, José Díaz, Fernando Epelde, Susana Falque, Clara Ferrao, Mar Fiuza, Bibiana Lias, Aida Portela, Liza G. Suárez, Hugo Torres, Carmen Triñanes y Belén Yáñez
Compañía - Voadora
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