MTV News publicó hace unos días este paseo de David Bowie por Madrid en 1987 en busca de una caña. Bowie enamora a la cámara, pero también resulta emocionante tener una ventana donde ver cómo era la ciudad hace 30 años.
Hemos decidido hacer ese mismo paseo ahora, en 2017, para ver qué resiste el paso del tiempo y qué no…
1987
2017
La ruta empieza en la plaza de Santa Ana, que era una plaza bastante diferente a su aspecto actual, con mucha gente del barrio, niños -había columpios-, parejas en los bancos o del brazo -es de ver como caminan esos señor y señora bien sujetos- y jóvenes madrileños en los bares en vez de turistas. Como ancla entre dos mundos está la pastelería la Suiza, (fundada en 1858) ya cerrada para siempre y el tablao Villa-Rosa, cuya fachada de azulejos (Alfonso Romero Mesa, 1927) llama la atención de estos dos guiris de lujo, David Bowie & Peter Frampton.
Bowie en el espejo del callejon del Gato
El paseillo continua por la calle Álvarez Gato o el callejón del Gato, donde Mr. Bowie se ve reflejado en los célebres espejos de los que decía Max Extrella: “Los héroes clásicos han ido a pasearse en el callejón del Gato.” Somos así testigos mudos de un mágico encontronazo para quien escribió eso de “We can be heroes / Just for one day” y parecía realmente un héroe magnífico esa mañana con ese pelo y esa sonrisa. Por lo demás hoy sigue ahí el bar Las Bravas, secreto protector de los espejos, e inventor de una salsa brava patentada. Aunque ha perdido su estética original. Si os fijáis, ese es el bar en que hizo amago Bowie de entrar a tomarse una rápida, se le vio ahí un buen instinto de connaisseur.
Sube la comitiva por la Calle de la Cruz, donde Bowie es fascinado por una tienda de pinturas que hoy sigue tenaz, el nombre lo dice todo: Sucesores de Dionisio García Gómez. Al poco, el grupo se encuentra con una señora muy friki que les embroma a la altura una tienda de zapatos: Calzados Rivera, comercio de toda la vida que todavía se resiste la invasión turista, un sitio de esos donde aún te darán calzador para probar.
Llegados a la plaza de Jacinto Benavente no han cambiado mucho las miserias y los asfaltos. Destacaba en aquel 1987 el boyante letrero de uno de los gremios tradicionales de la calle Carretas, la ortopedia: Ortopedia Galeán. Leo también algo como Hules. Y en la otra esquina, para la misma tienda, rezaba Impermeables. Ya no existe este local, aunque Galeán tiene aún tienda un poco más abajo, en Carretas. También vemos a Bowie ante una cafetería también desaparecida con el no demasiado imaginativo nombre de Carretas. La sustituye hoy un muy anodino Café & tapas. Por cierto podéis ver que no estaba el cruceiro del centro gallego, al parecer se colocó allí en una reforma del año 2000.
Muelle en la calle de la Bolsa
En la calle de la Bolsa se mantiene el bar que fue El Oso y el Madroño convertido a golpe de demoníaca fachada en el bar Olé. Y también ¡atención! la barbería en que el furioso peluquero rechaza de plano meterle la tijera a Peter Frampton. Se llama Peluquería Sanabria y lleva abierta desde 1820, poca broma.
Decir que al hacer las capturas de fotograma del paseo de Bowie hemos pillado nada menos que dos preciosos Muelle, por supuesto desaparecidos.
Muelle en la calle de la Paz
Atraviesa la plaza de Santa Cruz para encaminarse al fin a la plaza Mayor. Ese es el objetivo que le han marcado como buen guiri. En los soportales de la plaza podemos ver un negocio de fotografía que, si la vista no me engaña, se llama La ciudad del Plata, nombre bonito donde los haya. Y también un fantasmal comercio de trajes de primera comunión. Ambos se deshicieron en el tiempo como lágrimas en la lluvia, que decían por aquel entonces los replicantes.
Y al final tachán, se sientan en una mesita de la Plaza Mayor y piden servesa. Todo pasa y todo queda.
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