El otro día en una conferencia sobre cine y género, escuché un planteamiento muy interesante sobre un fenómeno a través del cual el cine nos da la posibilidad de vivir lo que sucede a sus protagonistas. Experimentamos sus circunstancias como vivencias propias y por un momento vivimos como reales sus ficciones.
Días después en el concierto de Trépat, escuchando sus temas, viéndolos tocar en el escenario lleno de luces y humo de la sala Siroco, sentí que ocurría aquel fenómeno. El último disco de estos granadinos, titulado “El amor esta en la tierra” es un conjunto de temas que narran escenas intensas, nocturnas, sensuales, llenas de libido y clandestinidad. Y su manera de interpretarlas consigue que quienes los escuchamos nos veamos inmersos en esas experiencias.
Sin aparentes pretensiones al respecto, Trépat nos contagia la sutil perversidad de sus canciones y nos transmite la voluptuosidad, la intensidad y el hedonismo que efervesce en sus composiciones. Sus dos discos (y un EP) publicados hasta el momento logran este efecto y sus directos lo reiteran. Verlos en escena, tocando con destreza sus instrumentos es una experiencia fascinante. Olé por Patri y Miriam que nos dan la vuelta con esa manera de tocar el bajo y la guitarra, ¡que vivan las chicas en la escena musical!
Esa cohesión, que hace evidente que disfrutan trabajando juntos; el poder evocador de sus melodías, que se desenvuelven creando esos túneles sonoros que nos llevan de la luz a la oscuridad y del arrullo a la euforia, cantando con toda la pasión y el histrionismo que sus líricas merecen -aquí otro olé por Juan Lu que nos desarma con su voz y sus maneras-. Todos estos matices confirman que escuchar a Trépat y asistir a sus conciertos es un placer.
Deleite terrenal, humano y corpóreo que evidencia eso que proclaman en su disco: que somos seres vivientes, que sentimos intensamente y que el amor esta en la tierra.
El Concierto TRÉPAT fue en la sala Siroco el 29/01/16
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