Let’s Dance! Club

Por Pablo Zapata, en 5 April, 2014

Digital 21 dándolo todo, todo

La verdad es que no he sido nunca mucho de ir a clubs, discotecas, raves y similares. Dirán que soy de espíritu viejuno, pero tengo mis razones: me espantan las colas, los porteros me caen mal, el volumen no permite hablar, la entrada y las copas son carísimas, no me suele gustar la música, hay demasiada gente, la fauna me resulta tirriosa…

En fin, que soy más de ir de afters y garitos a la vieja usanza, qué le vamos a hacer. Hay excepciones, claro, y situaciones que hacen que merezca la pena adentrarse en los procelosos terrenos de la electrónica. Casi siempre tienen que ver con que tienes el cuerpo tan intoxicado que te dejas llevar y la fiesta va contigo; en esos casos, al día siguiente ves que te has fundido una pasta equivalente a una ingente cantidad de horas de trabajo sin darte cuenta, y en los vapores de la resaca decides que un día es un día y aquí paz y después gloria (o caes en un paroxismo autoflagelador que no es incompatible con lo anterior).

Otras veces tienen que ver con la química ilegal, que garantiza que -si funciona bien- te lo vas a pasar de puta madre, sí o sí, te den lo que te den, dentro de unos límites (o no, ya se sabe cómo son estas cosas).

Y, de vez en cuando, muy excepcionalmente, vas (voy) porque la fiesta en sí, con sus pinchas y su rollo, es lo que mola. Let’s Dance! Club es un club que se celebra mensualmente en la sala Siroco. El alma del asunto es Miguel López Mora AKA Digital 21, músico, DJ, VJ y productor electrónico con una trayectoria de más de veinte años. Un tipo que siempre está a mil proyectos distintos, bastante conocido en el circuito electrónico chino, que, sin embargo, se desvive por que un sábado al mes la fiesta de la Siroco salga redonda.

Como club, Let’s Dance! es inusual. Empieza pronto, abriendo puertas a las 00h y calentando motores una hora más tarde. En lo que habitualmente sería la parte más aburrida de un club se concentra lo más interesante, lo que hace que sea especial: la presentación de artistas plásticos, colectivos creativos, moda, fotografía y cosas así. Se proyectan vídeos y los protagonistas explican sus proyectos. A veces, si la ocasión es especial, hay conciertos a cargo de la amplia nómina de amigos de Digital. Para animar al personal hay trufas y tartas, y se crea un ambiente muy propicio para conocer gente con intereses afines.

Una estrategia interesante es salir de cañas por la zona de la calle Palma, pasarse por las presentaciones de primera hora, irse otra vez de cañas y volver al club a eso de las 3, antes de que se formen colas. Así evitas saturarte de tanto estar en el mismo local y te ahorras un dinero, que ya se sabe que los clubs son caros. Además, es en ese momento cuando la fiesta empieza a alcanzar velocidad de crucero.

El núcleo de la fiesta, la línea dura electrónica, está en la planta baja. En el escenario Digital suele montarse unos sets en directo muy potentes, tan divertidos de ver como de escuchar: es absorbente verle manejar el Ableton, la guitarra, el theremin o el sitar prácticamente a la vez, rodeado de proyecciones y lásers.

La planta de arriba mezcla hits noventeros con electrónica, pero se peta tanto que apenas la he visitado.

En resumen, Let’s Dance! es un club que aporta algo más que música hasta las tantas. La música tiene un toque retro (los noventa son el pasado, asumámoslo) que te hace bailar hasta sin drogas. El público es variado, con menos modernos de mierda de los que tanto abundan en otros clubs, y eso se agradece.

Así que ya sabes, si no eres muy de chunda-chunda y te apetece probar una noche electrónica distinta, en la Siroco tienes una cita obligada el primer sábado de cada mes.