El cazador acecha. De pronto, un ruido cerca y arriba: una bandada de avutardas. No es habitual en ellas, aves de suelo, así que el cazador se tensa.
Casi puede oír y oler a la bestia, aunque no la ve. Si se entregase a la impaciencia, se asomaría tras la acacia, donde lleva horas esperando.
Podría entonces encontrarse de frente a su presa, mirarla a los ojos. Pero perdería la caza. La impaciencia es una pasión pobre.
Así de lenta, pero menos romántica, ha sido la caza de este dominio: laplayademadrid.com. Cuando decidimos el nombre de esta revista, buscamos el dominio laplayademadrid. Descubrimos que laplayademadrid.com, si bien estaba en desuso, había sido adquirido por una inmobiliaria de Valencia, lo que tiene su gracia.
Nos quedamos con laplayademadrid.es. Eso fue en septiembre del 2011. Pero por si acaso, de vez en cuando, echábamos un vistazo. Pasados un par de años, la inmobiliaria valenciana dejó de pagar el dominio y éste entró en Renew Grace Period, o Periodo de Gracia en el que el registrante puede recuperar su dominio. Después, el dominio entró en otro plazo, el Redemption Period, que en español llamamos Periodo de castigo. Solo el propietario puede renovarlo, pero le cuesta mucha más pasta. Ese periodo dura como 30 días y después el dominio queda libre. El cazador vio entonces que la presa podía caer en sus manos y esperó.
Pero hay otros cazadores en la sabana. Tienen mucha más experiencia que este cazador aficionado que somos -figúrense, nuestro cazador lleva un salacot adquirido en Coronel Tapioca-. Estos cazadores profesionales tienen la cara quemada de tantos días al sol. Saben todo sobre las presas y sobre los playeros con sombrero bonito. Y nos escribieron unos cuantos emails scam, que son emails muy formales en los que un tipo ubicuo te escribe desde Huston y desde NY proponiendo venderte el dominio por una pasta. Estos cazadores provienen del insondable mundo de los revendedores de dominios o también puede ser que te vendan nada. Pero, ah, el cazador del salacot supo permanecer en silencio y aguardar su hora.
Todo llega. Así que, tras paciente espera, le dimos caza. ¡Zas!.
Ya es nuestro. Con ustedes…
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