El concurso de microrrelatos ha sido un éxito de participación. Hemos recibido 42 relatos y el nivel literario de los relatos enviados es MUY bueno. La votación ha estado realmente reñida, nos agarramos de los pelos y nos hemos arañado.
Nuestra decisión final es totalmente subjetiva e inapelable.
Queríamos agradecer a nuestros lectores la generosidad de dedicarnos su imaginación, su tiempo y su placer.
La ilustración que acompaña a este artículo está realizada con palabras de todos los relatos recibidos.
Tenemos un relato ganador y dos finalistas.
El relato ganador de nuestro concurso de microrrelatos es Escaramuza de Palabras.
Su autor, que firma como El gato filibustero es Sergio Fabián Salinas Sixtos.
El relato premiado:
Escaramuza de palabras
Un día un palíndromo se encontró con la palabra: playa; sin mediar conversación
alguna de por medio le dio la vuelta: ayalp.—No eres palíndromo, ni bifronte —dijo con tono altanero.
Playa le dio la vuelta al palíndromo: omordnílap.
—Usted ni siquiera hacer honor a su apellido —dijo playa y corrió al mar para darse un chapuzón.
Sergio Fabián Salinas Sixtos
Nos pondremos en contacto con el ganador para enviarle el premio: la camiseta oficial de La Playa de Madrid, diseñada por Joan Bernat.
La ilustración que acompaña al relato está con las palabras del relato.
Estos son los dos relatos finalistas
Giraremos a la izquierda, después de la playa.
Su autor, que firma como Anacleto Villapalana, es Ricardo Pérez.
La carretera de la playa.
Su autora, que firma como Minerva Phoenix es Blanca María Muñoz Rubio.
A continuación podéis distrutarlos. Ilustraciones con las palabras de cada relato.
Giraremos a la izquierda, después de la playa
Y esto que ves, es la playa que quedó después de que filmaran la película – le dije
Vaya – dijo sorprendido. ¿Y cómo era antes?
Era como una playa de cine
Ricardo Pérez
La carretera de la playa
No podía seguir caminando. Mis pies empezaban a chamuscarse. El calor del asfalto había derretido mis chanclas de plástico. Apoyé la colchoneta en una pared de cipreses de Leyland, y con mi mano, a modo de visera, oteé el horizonte. No conseguí divisar el mar. Ante mí se extendía una carretera de alquitrán bordeada de urbanizaciones.
De repente, y a pesar del ruido del tráfico, escuché un chapoteo que provenía del otro lado del muro.
Utilicé la silla de trampolín, la sombrilla de pértiga y salté por encima.
El 112 usó mi colchoneta de camilla.
Blanca María Muñoz Rubio
simplemente ¡EXTRAORDINARIO! Felicidades Sergio