Escalar farolas- Madrid 2020

Este escalador inventó un nuevo deporte urbano: escalar farolas. Fue esta noche de viernes, en plena Puerta del Sol.  La noche del 6 al 7 de septiembre, como protesta contra la candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos. Escaló la farola y desplegó un larguísimo cartel: Stop Madrid 2020 Evicts #ofeliaresiste.

Fue una protesta muy poética, además de una hazaña física: su objetivo era sentarse en lo alto, pero no consiguió subir el taburete -que quedó colgando como una penitencia-. Una pena, pues hubiese alcanzado el surrealismo de Simón el Estilita, aquel santón que pasó 37 años sentado sobre una columna.

Escalada, deporte olímpico

Sí que pasó la noche colgado de la farola. A su alrededor, abajo, se formó un auténtico dispositivo policial. Pero también, como es propio de la puerta del Sol, una curiosa fiesta. Cada uno que llegaba y miraba hacia arriba, se encontraba la sorpresa.  Y la gente se iba sumando.

El momento culminante fue la heroicidad de los bomberos. Se negaron a bajar al activista por la fuerza, como les pedía la policía. Y tras negarse se subieron al coche y se marcharon de allí, mientras todo Sol les aplaudía.

El hashtag #ofeliaresiste se refiere a una casa en Ofelia Nieto 29 que lucha contra su deshaucio, no por deuda ninguna, sino por una singular expropiación del Ayuntamiento que huele a chorizo, o séase a corrupción y especulación inmobiliaria. La protesta quiere señalar los intereses inmobiliarios que sustentan la candidatura madrileña.

Nada nuevo, los ciudadanos de Madrid conocemos bien el percal: Para que Madrid salga de su crisis no hay nada como construir grandes instalaciones deportivas. Es mucho mejor que invertir en investigación, educación e innovación… Mucho mejor para aquellos que podrán dedicarse de nuevo al más asentado deporte nacional: el robadón. Se les ve a los políticos desesperados por recuperar ese modelo hispánico de construir a saco y meter la mano en el idem que tan lejos nos ha llevado.

Aunque sea una paradoja, cuando veía a ese muchacho encaramado allá arriba, y el esfuerzo físico que le costaba mantenerse, me pareció que los dioses del Olimpo estaban complacidos.