El hermano y la hermana
No todo va a ser Don Giovanni para claroscuriluminar el comienzo del mes de noviembre -¡oscuro de repente por el cambio de hora!-, pero como alguna fiesta hay en estas fechas que se suele celebrar con purgatorios y monjas, el Real ha elegido para su tercer programa de la temporada el combinado de dos óperas protagonizadas por personajes encerrados contra su voluntad y a la espera de la liberación.
Estamos hablando de Il prigioniero, de Luigi Dallapiccola, y de Suor Angelica, de Puccini -Como es más famoso, de este no se dice el nombre, que bastante lo habrán susurrado sus amantes-.
Il Prigionero
La primera es una obra dodecafónica muy poco representada desde su estreno en 1950, y cuenta la historia de un flamenco encerrado por la Inquisición -¡chanchán!- en la prisión de Zaragoza.
Ecos calderonianos resuenan en la mazmorra alucinada en la que el prisionero ha comenzado a confiar en su próxima liberación, alentado por las palabras “Hermano, espera” pronunciadas por su carcelero. Este aparente cómplice le informa de que sus compatriotas están liberando Flandes, y aquí se cuela un rayito de esperanza para el atribulado. Pero
La speranza… l’ultima tortura…
Di quante mai sofferte, la più atroce…
¡El prisionero ha malinterpretado las palabras!; lo que en la cárcel se llama liberación, en otros sitios se llama matarile.
Y el personaje abandona no sólo la prisión, sino también este mundo, de manera bastante poco despampanante, incluso en la puesta en escena, resuelta en una inyección letal -y no consumido por las llamas-.
Suor Angelica
La segunda ópera es Suor Angelica, que en Il trittico -basado en La Divina Comedia- va entre Il tabarro y Gianni Schicchi.
Representa, pues, el Purgatorio.
El decorado es el mismo de la ópera de Dallapiccola, y tengo que aplaudir que la política de ahorro y contención emprendida por el Teatro se haya sabido aprovechar con fines dramáticos, lo que se aprecia magistralmente también en el desenlace de las penas de la hermana Angélica.
La primera parte del acto único muestra a unas monjas entregadas a sus actividades cotidianas, cantando avemarías y arreglando el huerto.
Entre ellas se encuentra la hermana Angélica, recluida en el convento por su familia desde que siete años antes diera a luz a un niño ilegítimo.
Aparte del gran contraste que supone esta música con la convulsa pieza anterior, la tensión va desapareciendo de la escena a medida que las monjas se entretienen en sus cantos y chácharas sin que la cosa parezca ir a ninguna parte.
Así hasta que la hermana Angélica, que es la única que dice algo sensato ( …e che non si lamenti,/ che a lamentarsi crescono i tormenti ) recibe una visita crucial.
Debo a mi acompañante la imagen de Puccini empujando del escritorio al melifluo negro y sentándose arremangado, con el pelo aún revuelto de la siesta, a componer el final de la ópera, a partir de la revelación de que el hijo lleva dos años muerto.
La hermana Angélica, desesperada al conocer la noticia, decide suicidarse, en medio de un acompañamiento musical que por fin ha reaccionado como en este poema de Bukowski. En medio de la agonía se arrepiente y pide desgarrada a la Virgen que interceda por ella. En este caso sus ruegos serán atendidos, y con creces.
Lo luminoso irrumpe.
Del purgatorio que es el convento para ella, vendrán a rescatarla su amado hijito, al que abraza en una escena muy emocionante, y la mismísima Virgen María, en una apabullante representación bastante poco católica -en el sentido literal de la expresión- que, merced a los bravos ahorros de los que hemos hablado líneas más arriba, nos viene a demostrar que lo divino es otro de los lenguajes en los que se expresa el mundo.
Lo contrario de las tinieblas es la Virgen María.
Carlos Edmundo de Ory
Il prigioniero, de Luigi Dellapiccola, y Suor Angelica, de Giacomo Puccini, se representan en el Teatro Real entre el 2 y el 15 de noviembre.
El director musical es Ingo Metzmacher y la puesta en escena es obra de Lluís Pasqual. La interpretación es del Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real, los Pequeños Cantores de la JORCAM y de Vito Priante, Veronika Dzhioeva y Deborah Polaski en los papeles principales. Id. //Bárbara Mingo Costales
Teatro Real | Plaza de Oriente s/n | 915160660
Horarios: 2, 3, 6, 7, 8, 9, 12, 13 y 15 de noviembre a las 20 h. y 4 y 11 de noviembre a las 18 h.
Precios: 8€ – 363€ Investíguese aquí.
Menores de 30: el 7 de noviembre -60%
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