9 Jul 2012 - 21 Oct 2012CaixaForum
Los humanistas, los artistas polifacéticos, sufren en vida el desdén lógico que provoca la dispersión a la que someten a sus seguidores.
Por otro lado, esta clase de creadores suelen, por sistema, adelantarse temática e ideológicamente a su tiempo, ofreciendo bocados para unos pocos que se atreven a ir un paso más allá. Y ahí es justamente a donde SIEMPRE se dirige el gran William Blake. Al más allá.
Sería absurdo enumerar las virtudes de este genio que nunca se doblegó ante nada y pagó muy alto el precio de preservar intacto su talento. Un artista que supo ver que la originalidad y la imaginación eran el camino del artista, mientras sus coetáneos se dedicaban a seguir olisqueando lugares comunes.
Y es que, amigos, la originalidad es un invento muy reciente. No debemos olvidar que hasta hace muy poco la virtud se encontraba en el perfeccionamiento de una fórmula. Los elementos novedosos eran, muchas veces, mensajes para el futuro.
La de Blake siempre será una figura envuelta en un halo de misterio y pionera de casi todo. Un iluminado en el sentido estricto de la palabra. Un místico que buscaba las puertas de la auténtica percepción en su propia obra, que pasó toda su vida proclamando cuestiones como la revolución sexual, la no separación mente-cuerpo y muchos otras ideas que no se consolidarían hasta muchísimo más tarde.
La exposición no cuenta nada nuevo. La sorpresa es negativa, muchas obras están en mal estado, una tónica muy frecuente en otros artistas inquietos (Leonardo, sin ir más lejos). Porque cuando el carácter es experimental, esto se traduce también a la hora de buscar materiales y técnicas plásticas, casi siempre fallidas en su confrontación con el tiempo.
Místico por encima de todo. Su mente era mucho más diestra que su palabra y que su pincel, una característica, por cierto, muy contemporánea. Y resulta hermoso comprobar cómo la balanza del tiempo termina por convertir estas limitaciones en su mejor baza.
El de Blake era un talento único, prueba de ello es que su magia no funciona en manos de otros artistas. La exposición posee una vasta sección comparativa. Constantemente se nos muestran obras similares de creadores coetáneos, e incluso posteriores, que tratan de utilizar su peculiar lenguaje simbólico sin éxito alguno.
Las piezas de Blake brillan misteriosamente a pesar de sus evidentes carencias formales; aquellas que solamente él convierte en auténticas virtudes, mientras que las de los otros artistas resultan grises e incluso tópicas ya en el marco de su tiempo.
Siendo crítico, la exposición es demasiado comedida para un verdadero destructor de barreras. Desde mi punto de vista, faltan asideros para llegar a lo más hondo de las obras presentadas y, a pesar de tratarse de parte de la colección de la Tate, no están las piezas más jugosas. Demasiada mesura para un hombre que creía en el exceso como sistema.
Les dejo con una sentencia que tampoco aparece por ningún lado en el CaixaForum:
“Nunca sabrás lo que es suficiente a condición de que sepas lo que es más que suficiente”./ Fernando Epelde
CaixaForum | Paseo del Prado, 36 | web
Horario: L-D: 10-20h
Precio: Entrada libre