26 Apr 2012 - 10 Jun 2012La Casa Encendida
El otro día fui a verle tocar en Valencia.
La ocasión lo merecía porque allí se mezclaban realidad y ficción en una sala que, muy acertadamente, se llamaba El Loco. Se le esperaba como pocas veces vi esperar a nadie. Se esperaba a Godot.
Quizás él sea Godot.
Esa noche su banda era, nada más y nada menos, que Betunizer (BCore). La quinta del loco.
Personalmente, el concierto me pareció una locura. Una maravilla. No me lo podía creer. Primero tocó acompañado por una guitarra que, al igual que su lengua, se tropezaba al hablar.
Luego, con toda la banda, soltó la apisonadora por el local.
Sus temas de siempre se sirvieron crudos. Deliciosos.
Y lo más curioso es que sus dibujos también se vendían. La gente los compraba por 20 euros para llevarlos cuidadosamente hasta algún lugar donde no pudieran estropearse durante el concierto.
Respeto por los locos.
Como tiene que ser.
Daniel Johnston es mágico. Un ser de otra pasta. Sus dibujos son como él, no importa si los explica un catedrático de arte contemporáneo o un niño fanático de los superhéroes. Son geniales.
El loco tiene ese poder, basta con que esos monigotes se crucen en tu campo de visión para que te quedes pegado.
No debería importar si nos acercamos por morbo, por moda o por vicio. No debería importar si acabas de conocerlo. Nadie sostiene 30 años de carrera vendiendo humo. Este señor es un milagro. Un ser extinguido.
Podría ser que la exposición organizada por La Casa Encendida tuviera demasiadas interpretaciones. Demasiados argumentos para explicar lo inexplicable. Pero sus dibujos, sus casetes y su historia, indisolubles entre sí, están ahí para que puedas verlos, escucharlos y sentirlos.
Todos los artistas deberían perder la cabeza./ Fernando Epelde
La Casa Encendida | Ronda de Valencia, 2 | web
Horario: 10-21’45h
Precio: Entrada libre