Sala Siroco 15/11/12
Justo antes de empezar el concierto, un chico salió de los camerinos para preguntar al técnico de sonido si tenía un boli. Dado que ninguno de ellos tenía un boli, les presté el mío. Minutos después empezó el concierto.
Una de las razones por las que me encantan los directos de Maga es la cercanía de estos chicos. Desde el primer tema hacen sentir al público tan dentro de su música que bien podrían estar tocando en el salón de casa. Cada canción es tan íntima que te encuentras canturreando las letras como si tú mismo las hubieses escrito. Y esa capacidad de integrarse con sus fans es una de las muchas virtudes de este grupo. Ojo, que cuando digo “canciones intimas” no me refiero a “blanditas”. El formato banda con el que Maga está haciendo esta gira (Miguel: guitarra y voz, Javier: bajo, César: teclado y guitarra, Pablo: batería) logra un sonido potente que invade toda la sala y merece el nuevo nombre del grupo, ese que Miguel menciona con su encantador acento “del sur” y entre las risas de sus compis: “ArMAGAdón!”.
Empezaron tocando tres temas seguidos Swann, De memoria y Hagamos cuentas como introducción a lo que luego fue un-no-parar de esos grandes éxitos que todos esperábamos. Cuando ya habían conseguido toda la atención de los asistentes con este enérgico comienzo, Miguel sonríe complaciente y toca los primeros acordes de Agosto Esquimal, himno por excelencia que obviamente todos cantamos siguiendo las frases al pie de la letra. Luego, alternando canciones de un álbum tras otro sonaron: Antorcha humana, Piedra luna y Silencio. En este punto Javier, César y Pablo salen de escena. Miguel se queda solo con su Gibson y su técnico, que atento al siguiente acto y con el gesto hábil de quien conoce bien su trabajo, suelta todo el cable de la guitarra. Miguel anuncia un tema “que cantaba cuando era joven” y ante la sorpresa de todos, baja del escenario y camina entre el público mientras interpreta sin micrófono una versión de Sin Aliento (de Danza Invisible), que efectivamente nos dejó sin aliento y absolutamente satisfechos.
Teclado, batería y bajo retoman posiciones y siguen con la fase más rockera del concierto: Rompe el reloj, El ruido que me sigue siempre, El Gran Final, Sal y otras historias, temas que elevan aún más la emoción de todos los que estábamos en esa salita estrecha, alucinando con la calidad del sonido y presenciando el buen rollo de estos cuatro músicos. En este punto hacen un descanso y luego comienzan el bis en el que tocan tres temas más: Ver de otra manera, Diecinueve y Tres segundos. Ese fue el primer bis, porque luego, para mi deleite y el de casi todos los que estábamos allí, volvieron a salir, esta vez para cerrar con Des Pi De cómo guinda del pastel.
Fue un concierto maravilloso. Al terminar y ver el set list manuscrito en un papel arrugado y abandonado en el escenario, supe que había sido escrito con mi boli (no devuelto). Espero que lo lleven de gira con ellos y lo utilicen para escribir más canciones estupendas.
Las fotografías son de Agente Zebra, puedes ver las fotos originales del concierto en su Flickr.
Leave a Reply