La música es la trama
La temporada en el Real, para celebrar el 15º aniversario de su reapertura, empezó con la ópera Moses und Aron, de Schönberg, en versión de concierto.
En estos casos, sin actores ni decorado que atrapen la atención, la orquesta parece tener la doble función de tocar y poner en escena.
A la fuga de todo incidentalismo, la trama son los propios músicos tocando, y especialmente en obras atonales como esta, a fuerza de mirarlos no tarda mucho el espectador en percibirlos como bichos haciendo ruidos desusados con sus élitros.
El desplazamiento de la atención dramática se aprecia muy claramente, por ejemplo, en el frenesí de la construcción del becerro de oro (segundo acto), que culmina cuando los contrabajos, súper perturbados, acaban convirtiéndose en instrumentos de percusión, golpetazos que, en una puesta en escena tan exoesquelética, producen el mismo efecto que un personaje bueno que se revelase de pronto como un traidor, en asombroso giro. ¡Qué suspense! ¿Y ahora qué pasará?
Da igual que conozcamos el desenlace de haberlo leído en el Éxodo, esos insectos han provocado en nosotros un vivo estado de expectación estupefacta, similar al que asalta al urbanita cuando se da el desacostumbrado paseo nocturno por el campo, que está lleno de bichos invisibles venga a manifestar no se sabe qué, y de una profusión de estrellas que no se ven cuando uno cruza el decorado de las calles de su ciudad para ir a cenar a un italiano.
La vida está o dentro del teatro o fuera de las murallas de la ciudad.//
Temporada 2012-2013 en el Teatro Real: Moses und Aron.
Bravissimamente dirigida por el muy gracioso -por vivaz- Sylvain Cambreling, e interpretada por la SWR Sinfonieorchester Baden-Baden, Moses und Aron se representó en el Teatro Real de Madrid los días 7 y 9 de septiembre de 2012.
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