La opción B, Pedro Bravo

Entretenida novela generacional para meter en la maleta o en la bolsa de la playa. Pese a la amenaza del tomo grueso se lee en un pis-pas. Género negro cuya trama fluye elegante: mafiosos colombianos, drogas, música, autodestrucción, algo de amor, mucho de amistad. Sí, exacto, es como una canción. La variedad de escenarios da un tono odiseico: nace en los barrios de Madrid, con saltos hacia Miami, Nicaragua, México y Lisboa.

Él es como tú, pero un día escogió la opción B

La trama de La opción B se desarrolla aquí y ahora: sus personajes pertenecen a Madrid y a nuestra generación. Carlos, el protagonista, es como tú: “Escuchó las canciones que tú escuchaste, leyó los libros que tú leíste, vivió las noches que tú viviste, probó todo lo que tú probaste”. Eso dice la portada, y ahí está uno de los atractivos de la novela: la continua autoreferencia generacional.

Fuimos la primera generación que tuvo habitación propia, y nos dedicamos a llenar de pósters las paredes en una explosión sentimental y narcisista que nos define. Pedro Bravo, el autor, lo ha entendido bien e intercala esporádicamente canciones para apoyar el tono emocional de la trama. ¿Qué canciones? Ha sido crítico musical, así que se le da bien seleccionar la banda sonora de una vida: clásicos del punk patrio como Eskorbuto, La Polla Records, Kortatu, Cicatriz… y clásicos en general: Neil Young, Johnny Cash, Bowie…, aunque también Luis Aguilé o José Alfredo. Un playlist al final del libro reúne todas las referencias musicales.

Referencias no solo de música, ya que, reconozcámoslo, nos hemos criado a la teta de la tele: que si La bola de cristal, que si Verano azul… Eso fuimos. Pero en cuanto Chanquete murió escapamos del salón para olvidarlo en los bares.

Bravo nos filtra, subterráneamente a la trama, una guía turística de su/nuestro Madrid: los mejores garitos y bares cañís. Sus personajes rulan por La vaca azul, el Louie Louie, el Siroco… ¿Te suenan, no?

Al principio, la nostalgia generacional me parecía un recurso fácil, pero enseguida me dejé embriagar por él: es fácil, sí, pero tan placentero… Detrás de la trama y los personajes, estas referencias permiten adivinar al autor como en un juego de detectives, en el que Pedro Bravo te descubre sus pistas, el autor real tras el personaje.

Se lee con ligereza, pero está escrita con cuidado. Tiene varias capas de lectura, puedes nadar solo por la superficie o bucear hacia lo hondo de nuestros desencantos vitales compartidos. Si eres de la generación aludida la vas a disfrutar. Creo que gustará incluso a los reticentes a abrir un libro.

Pedro Bravo, La opción B, Ediciones Temas de Hoy, Planeta, 2012.