“En cuanto anochecía, la Puerta del Sol era mi centro. Recuerdo que allí pasó muchas veces ante mi vista el fantasma sombrío de una especie de esqueleto con melena merovingia, capa, chistera y una faja en vez de corbata, arrollada mil veces al pescuezo. Era Valle Inclán, desconocido.”
Prudencio Iglesias Hermida, Gente extraña.
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